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Res non verba

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@| No es cierto, las vacas hablan y vamos a ver porqué. No alcanzan los tiempos de TV ni las páginas de la prensa para leer y escuchar sesudos eruditos para alertar, difamar y hasta ofender a un Candidato a la Presidencia de un país vecino y amigo que obtuviera una importante aunque no definitoria mayoría de votos en la primera vuelta electoral lo que podría significar (y es un condicional) que asumiera la mentada Presidencia. Sucede que ese tal candidato fue elegido libre y democráticamente por “su pueblo” que, en última instancia, será el primero que directamente recibirá las mieles o las hieles –valga la expresión- de su decisión.

Hasta un advenedizo en política y Presidente de un club de partidos políticos (o algo por el estilo) ha comparado sus dichos con los hechos plenamente verificados de uno (exclusivamente uno) de los tantos genocidas que pintaron con sangre y barbarie el siglo pasado. Más allá de que “solamente se refiriera a uno” solo y extrañamente omitiera al mayor asesino del siglo, ya da para una visita al psiquiátrico.

Pero el tema del título no va por ese lado, el tema del título va porque en el mundo del derecho y no en el mundo del revés, como parece ser el nuestro, parece que es más importante para tipificar un comportamiento, lo que se dice en campaña que; lo que se cumple una vez en el cargo o la currícula que se trae.

Veamos: si alguien promete reducir las rapiñas en un 30 % y resulta que se multiplican por dos, no cuenta; si se dice que no habrá más impuestos ni aumentarán los mismos y luego se crean unos y se multiplican otros, no cuenta; si se pontifica durante la campaña que se aumentará a “X” % el presupuesto de la enseñanza y a los 4 años se dice que en realidad era “apuntar” a ese objetivo, no cuenta; si tenemos “espacio fiscal” para gastar en cualquier cosa y luego resulta que ese “espacio” lo conseguimos con préstamos que pagarán nuestros nietos, no cuenta tampoco, da que pensar. (No menciono ANCAP, PLUNA, FONDES, etc. porque ya está trillado). Pero lo grave o lo más grave, no es eso; lo más grave y vergonzante es el temita de la currícula. Acaso es peor denostar a una sociedad porque ante la desembozada corrupción un importante número de ciudadanos decide un determinado candidato o, como en nuestro caso elegir por una mayoría de 51% a un asesino, secuestrador, asaltante de bancos, copador de ciudades y junto con él un innumerable número de “colaboradores” en la función de Gobierno (es un decir) de la misma especie o peores llegando, con el tiempo a ocupar los más importantes cargos públicos. Porque entendamos, una cosa es cumplir con la justicia y sus resoluciones sobre todo cuando primó el espíritu de reconciliación y, otra cosa es la deuda que se contrae “de por vida con la sociedad”, sobre todo cuando esa sociedad no estaba preparada para enfrentar ese tipo de insania cuando se junta un grupo de “iluminados” para perpetrar todos los delitos que se cometieron. Y quien fuera asesino en vida, una vez desaparecido, se convertirá en las cenizas de un asesino aunque en su tránsito se dedique a payasear allí donde no lo conocieron. Eso prescindiendo de la falta de herramientas para cortar todas aquellas manos que descuidadamente se metieron en la lata o, algo que debería avergonzar a todo profesional, de la especialidad que sea, el surgimiento de cantidad de “profesionales” con títulos “inexistentes” y mala visión de aquellos/as que en su momento los vieron y resulta que luego no.

En realidad “res non verba” en ese mundo civilizado y culto significaría; “Hechos y no palabras”. Y cuando hablamos de hechos nos referimos a la currícula “olvidada” por también un número significativo de esta sociedad. Pero, habida cuenta de que se juzgan las palabras y no los hechos (más todas las mentiras intentando alterar las décadas vividas para hacer parecer que una causa es consecuencia y no al revés como efectivamente ocurrió), nos lleva ahora sí a la interpretación del título, o sea las vacas no hablan, para ello están éstos nuevos Catones devenidos en voceros de la verdad absoluta. Cosas veredes Sancho.

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