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¿Por qué la reelección?

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@|Las argumentaciones de quienes defienden la no reelección presidencial se basan en diversas opiniones de destacados politólogos, las cuales, sin duda, respeto, pero no comparto.

La primera de ellas, casi pueril, es promover una alternancia en el poder.
¿Es esto realmente positivo en todas las circunstancias?

La segunda y cito textual un estudio de la “Revista de Ciencia política” (Santiago de Chile, vol. 34, 2014) es “más bien pragmática: la prohibición de la reelección consecutiva, incrementa las probabilidades de alternar el poder con potenciales adversarios y por lo tanto disminuye tanto los beneficios de ejercer la presidencia como los costos de perder las elecciones, razón por lo cual esta teoría induce mayores consensos políticos y facilita la transición democrática, pues le permite a la oposición mejores condiciones para aceptar las reglas de juego constitucionales”.

Existe una alternativa de solución a estos impedimentos y podría ser la postergación de las elecciones (casos Menem y Cardoso en Argentina y Brasil).

No me gusta.

Creo, sin embargo, que la reelección es una magnífica opción de los ciudadanos para reeditar como presidente a quien haya hecho un buen gobierno y tenga una aprobación popular mayoritaria. Y no veo por ello ningún aspecto negativo para el funcionamiento de la democracia.
Alexander Hamilton, fundador del Partido Federalista Norteamericano, defendió apasionadamente esa posibilidad y su argumentación decía “que era antidemocrático limitar la reelección, al reducir las opciones deseadas por los electores”.

Y este es el caso... ¿No sería factible que una mayoría ciudadana deseara otro período de un presidente, al frente de un gobierno coalicionado, que ha sabido capear una inesperada pandemia?; manejando como experto titiritero los hilos de la Salud, el Trabajo y la Economía; con un plan de acción que busca llevar a nuestro país a destinos que parecían inalcanzables y que, con carisma, personalidad, trabajo y presencia está ubicando al Uruguay en un plano de reconocimiento y respeto internacional, como hacía más de medio siglo que no tenía.

Nuestro Presidente (que reconoció ser reeleccionista) fue consultado sobre mi carta “La vara muy alta”, publicada en esta página y respondió textual: “Supongamos que hay uruguayos que quieren la reelección, pero no podría ser para la que viene, debería ser para la otra, porque sino, tendría nombre y apellido”.

Claro que debería tener nombre y apellido y sería Luis Alberto Lacalle Pou, porque es por él que deberíamos promoverla. Por su gestión, por su trabajo, por su carisma, por su personalidad, por su don de gente, por su reconocimiento internacional al haber sido elegido “El mejor Presidente de Latinoamérica” y porque circunstancias impensadas le han impedido ejercer a pleno su mandato.

Por eso merece una reelección, por la forma que los constitucionalistas consideren adecuada. Pero ahora, no para el futuro, porque hoy como nunca vale el dicho: “El tren no pasa dos veces”.

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