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Recuerdos y el presente nacional

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@| Allá, a fines de los ’40, desde Paysandú vislumbraba a la lejanía Montevideo. El pueblo y la ciudad distanciados por el polvo y piedras del camino, llegar al tumulto para los ajenos, lejos de nuestras realidades.
Al deber emigrar para estudiar en la “tacita del Plata”, “uno de afuera”, quiérase o no, sapo de otro pozo para llegar al ajetreo, sinnúmero de oficinas y algunas fábricas, dependientes de la productividad del resto del país. Con el tiempo los paros y la “lucha sindical” arreciaban y fueron quienes cedieron como recuerdo los esqueletos de la otrora industria nacional. Quedó la nostalgia de las lanas, las preciadas telas, las industrias que hubo. Hoy, los vándalos dejan sus huellas junto a las arengas sindicales que violentan sus muros, testimonio donde abandonaron a los trabajadores. 
 
Mientras, en las murallas de la inviolable autoritaria Universidad de la República se gestaba la revolución anti republicana, orquestada al son cubano para destruir con total impunidad. El “enemigo” era quienes no los seguían, sentencia que mantienen hoy. De un plumazo terminaron presos, hechos que no terminaron así en otras partes del mundo.

Pero a cambio y consecuencia dejaron una dictadura y el daño moral e intelectual.

Se creó y estimuló la grieta en la Nación, siempre con la idea de asaltar el poder, deformando la realidad y desconociendo la Constitución: No al trabajo, sí a la dependencia.

La mansedumbre del pueblo y las obtusas maniobras políticas les permitió el poder y concretar el cisma ideológico atacando las bases del Estado de Derecho: ¿la Constitución, qué es si no concuerda con el movimiento? Nada…

Llegó el final, al haber destruido la Nación, el sector productivo, que mantiene a los señores detrás de escritorios y acólitos, dijeron Basta. La vaca se secó y la ternerada está hambrienta gracias al despilfarro sin culpables. Una deuda inconcebible en un país atacado en sus raíces porque siguen esperando la revolución con miles de empleos públicos o asistidos que son sus votos.

El gran problema es aceptar la realidad para cambiar apoyados en cuatro destacables hechos:
Ser libres y respetar las leyes
Estudiar para tener mentes y las aptitudes para crecer e insertarse en la realidad del mundo.
Trabajar sin pausa y eficientemente para una Nación floreciente.
Producir para crecer.

Ud. señor, ¿quiere al Uruguay?

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