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Reclamos y más reclamos

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@|En tiempos de presupuesto los reclamos de todo tipo y color surgen como los hongos tras días de lluvia y humedad. Y como tales, no se distinguen por su razonabilidad y menos por su justicia.

La costumbre es pedir lo imposible en primer lugar. Lo máximo, lo insuperable. El 6 y 1 mágicos. Todo para ayer y nada para pasado mañana; y si hablamos de salarios ni un peso menos y nada de control de ausentismo.

El estado del país parece no ser problema para los peticionantes, sean estos Rector de la Universidad o portero de un ministerio.

Aquí comenzamos a ver cómo y por qué los paros, marchas y demás toman dimensión.

Incluso una funcionaria del hospital universitario desafía al Presidente al preguntar si sabe cómo está el mismo. ¿Esa funcionaria sabe que la autonomía de esa misma Universidad tiene mucho que ver con el actual estado del hospital? ¿Acaso esa pregunta se la hicieron al Decano de la Facultad de Medicina y al Rector?

En todo proyecto debe haber, para ser exitoso, un orden de prioridades. Y eso es lo que justamente no existe y por eso los dineros van y vienen; se traslada a Traumatología, se construyen nuevos locales para el Banco de Seguros, la Policía y el Militar, se renueva el Pasteur y el Pereyra y al Clínicas lo dejan como está, como si todo no fuera parte del mismo país, la misma ciudad y el mismo "sistema de salud".

Cada uno con su reino privado. Cada uno con su pedazo de poder. Y si falta algo se lo pedimos al gobierno.

Pero que no nos diga que nos fijemos auténticas prioridades y las financiemos con nuestros recursos. Que no nos diga que debe haber cuotas de ingreso y modos de financiación a cargo de los beneficiarios y menos que no nos dé lo que pedimos, sea lo que sea.

Seis horas; ausentismo; presentismo; 14 beneficios escalonados; inamovilidad. Hacer lo que se nos ocurra. Y que papá Estado pague lo que exigimos.

¿Cambiar nosotros? ¡Jamás! ¿Asumir en serio la productividad? ¡Nooo!
Lo dijo muy claro mi gran amigo y docente Mario hace muchos años: “La Tregua”, “El país de la cola de paja”, “Cuentos montevideanos”, “El Puntero izquierdo”. Y también el escritor de nuestra verdad, Onetti en “Junta cadáveres”.

Somos el país de la tibieza. Con nuestro órgano más sensible siempre atento, el propio bolsillo. Este país votó por el cambio... ¿en verdad quiere cambiar o quiere más excusas para seguir en la medianía izquierdoza que justifica todo y no resuelve los reales asuntos de interés?

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