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Realidad cotidiana

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*|El pasado miércoles 18 de julio, día de la Jura de la Constitución, y por ser un feriado no laborable, fui uno de los tantos afortunados que no tuvo que ir a trabajar. 

A pesar de que lloviznaba por momentos, de todas maneras decidí realizar la caminata que hago todos los fines de semana. 

Vivo en la zona del Prado, donde hay lindos lugares para caminar y yo ya tengo mi camino establecido y generalmente voy escuchando música. Mi interés se centra en observar el paisaje y poner mucha atención a la hora de llegar a un cruce de calles.

Pero el pasado miércoles no fue, para mi, un día como cualquier otro...
A medida que avanzaba en mi caminata fui presa de una gran angustia, impotencia y tristeza. La causa fue que durante el recorrido vi en más de una oportunidad a mujeres con niños escolares (claro era feriado y no había escuela) revolviendo en los contenedores, buscando algo para comer, porque eso era lo que sacaban, restos de comida.

Ya sé que ustedes me dirán que hace mucho que esto viene pasando, pero ese día me detuve a observar a un chico que tendría unos 8 o 9 años. Muy prolijo, con su pelito cortado y peinado, su pantalón, camperita y championes limpios que junto a su mamá hurgaban dentro del contenedor.
Entonces me acordé dedeclaraciones de nuestro Presidente Vázquez, cuando decía que en la crisis del 2002 los niños comían pasto en las escuelas... 

¡Sr. Presidente, estamos en el 2018 y los niños están sacando los restos de comida de los contenedores para alimentarse!  

¡Esto está sucediendo en el Uruguay hoy! 

Yo me pregunto entonces: ¿para qué está el Mides? ¿A dónde van a parar todos los impuestos que nos cobran?

¡Por favor! Presidente, ¿Ud. esto no lo ve? ¿Está sucediendo a unas pocas cuadras de su domicilio? Como también a 50 metros de su casa mataron a un joven en un intento de rapiña. 

En fin, problemas con la enseñanza, graves problemas con la inseguridad, un Estado enorme que debemos soportar todos los uruguayos, qué más falta para que se den cuenta de una buena vez que ya está, hasta acá llegaron, el manual prescribió. 

Sr. Presidente, así como en el 2002 lo hizo Ud., en el 2018 lo hago yo, una ciudadana de a pie y le digo que no quiero ver más niños comiendo de los contenedores; no quiero ver más jóvenes honestos asesinados. ¡Basta ya!
Quiero un país en el que se pueda vivir tranquilo, en el que cada niño tenga un plato de comida en su casa, que sea educado como corresponde, que reciba amor y por sobre todas las cosas que pueda ser feliz.

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