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Previsión Social - Solidaridad real

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@|En todo el mundo, el tema de las jubilaciones y pensiones ocupa a los gobiernos, dado que el aumento de las expectativas de vida de la población está descalzando los presupuestos destinados a atender a la población mayor, que con su esfuerzo construyeron el mundo de hoy.

En nuestro país se abordará este tema con una comisión de especialistas, pero si bien son necesarios no alcanza con técnicos, se necesita además, sensibilidad humana y social.

Ya este gobierno demostró empatía con los que sufren, cuando creó el Fondo Coronavirus a partir del aporte de los salarios más altos de la Administración Pública y jubilados. Ahora tiene una oportunidad histórica de ser solidario de verdad y aplicar el art. 67 de la Constitución de manera equitativa; puesto que esa norma establece que las jubilaciones y pensiones se ajustarán anualmente, tomando como base el promedio de los aumentos de los salarios activos. Hasta ahora, ese porcentaje se aplica individualmente a cada pasividad, por tanto al que gana mucho le aumentan mucho y al que gana poquito le aumentan poquito, acrecentando la brecha económica entre los uruguayos.

Si por el contrario, al monto total de lo que se paga por el aumento de las jubilaciones y pensiones se divide entre todos los pasivos y se paga a todos un aumento igual, la relación sería a la inversa; los que ganan mucho tendrían un aumento porcentualmente menor y los que ganan el mínimo verían aumentada su retribución en un tanto por ciento muy mayor.

A modo de ejemplo si correspondiera un aumento de $ 3.000 para cada uno, para el que gana $ 200.000 sería de un 1,5 % y para el que gana $ 15.000 el incremento sería del 20%. De esa manera, la erogación del Estado sería la misma y los que hoy cobran el mínimo, al cabo de 5 años verían duplicados sus ingresos.

Es correcto que mientras estamos en actividad, los salarios guarden relación directa con la capacitación técnica y las responsabilidades de cada cargo, también corresponde que al momento de jubilarse se tenga una retribución acorde a lo aportado; pero una vez jubilados, inactivos en sus casas, las necesidades económicas tienden a equipararse.

Si alguien gana $ 200.000 por mes le dan un aumento de $ 20.000 y al que gana $ 15.000 le incrementan su jubilación en $ 1.500. Es lisa y llanamente una inmoralidad, es una interpretación obscena de la norma, pues mientras los de las retribuciones más altas con el aumento compran dólares para un viajecito anual, los que ganan el mínimo, ven como su aumento desaparece en una ida al supermercado o en la farmacia.

Señor Presidente, usted tiene la oportunidad histórica de defender a los más castigados y enarbolar las banderas de la equidad y la justicia social, gastando los menguados recursos racionalmente, y que estos se consuman en el mercado interno.

Mucho me temo que no llegue a leerlo y si lo lee su entorno no se lo comenten, o que alguien espere a que se olvide el tema para poder presentarlo como propio. Aún en esa última hipótesis, me sentiría satisfecho si alguien lo hiciera pues, a pesar de que con lo propuesto yo personalmente me perjudicaría, no dormiría tranquilo haciéndome el distraído.

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