@|De realizarse el referéndum que se pretende, las últimas mediciones de la Corte Electoral anticipan una cifra de votantes válidos del orden de 2.700.000, lo que amerita pensar en marzo próximo, probablemente alcanzar un total de votos parecido, lo que obligaría a obtener, digamos, más de 1.300.000 votos para lograr la anulación de los 135 artículos impugnados.

Prosiguiendo el análisis, el Pit Cnt y la izquierda unida, obtuvieron en medio año de intensa y laboriosa campaña, sin que el gobierno dijese una palabra en defensa de la Ley, casi 800.000 firmas, que luego de la verificación podrían estar en poco más de 700.000.

Ahora comienza a organizarse la Coalición iniciando su campaña en defensa de su Ley. Van a recorrer todo el país, explicando, sin mentiras, amenazas, choripanes, ni platos de comida… Solo munidos con la verdad simple y clara, la importancia de cada uno de los 135 artículos impugnados.
Las firmas obtenidas para viabilizar el recurso responden a quienes, por su adhesión ideológica o con tristes recursos y presiones recibidas, acompañaron, sin dudas, mayoritariamente sin entender o más aún, desconociendo sus contenidos, luego de furibunda campaña.

Razonemos, en los 7 meses que quedan… ¿Alguien, pensando sin fanatismos, puede creer, al ir conociendo los verdaderos motivos de necesidad de la Ley 19.889, que sea factible que la Oposición, subordinada hoy a los caprichos del Pit Cnt, pueda duplicar su adhesión y lograr el objetivo de alcanzar los votos para vencer en su pretencioso referéndum?
Una primera encuesta de Equipos, da un resultado de 33% a favor de la derogación contra un 47% por su permanencia y un 20% no emite opinión. ¿Aumentará sus votos la Oposición? ¿Podrá conseguir lo que le falta cuando se conozcan los motivos y contenidos de los 135 artículos?

El gobierno de Coalición, bajo la elogiada presidencia de Luis Lacalle Pou, ha trabajado con responsabilidad, aún con la inesperada pandemia, obteniendo, al día de hoy, amplio reconocimiento a su gestión y las encuestas así lo ratifican.

Entonces, la ciudadanía deberá asumir la responsabilidad de elegir que gobierne bajo sus anheladas pautas de cambio o con leyes que dicte el sindicalismo, alineado en el Pit Cnt y asociado a un deslucido Frente Amplio; mostrando su ostensible inadaptación a las leyes de la democracia, dejando en claro una posición ideológica que ha perdido sus objetivos, cegados por su inocultable despecho e irreconciliable rencor social.