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Un presidente presidente

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*|Como asiduo lector del diario El País, en general y, sobre todo, su página Editorial, me conmovió la ligereza y equivocación desarrollada, por el autor, al redactar el editorial del miércoles 20 de mayo, titulado “Un presidente presidente”.

Creo que cuando se lleva adelante un editorial, que lo podemos calificar de excelente – como todos los que hemos leído en los últimos tiempos – no podemos dejar pasar una equivocación grosera, fuera de contexto y, diría, poco o nada caballeresca contra un colega periodista, a quien no nombra pero destroza en forma totalmente gratuita e injusta, que merece una calificación. Pocos son los periodistas que, en el Uruguay, pueden llevar adelante una entrevista de un Señor Presidente, frente a las cámaras de un canal de televisión, en vivo, que duró una hora y media, en donde, conviene aclarar que ambos se conocen desde mucho tiempo atrás, que se consideran amigos, lo que permitió un tuteo y una cordialidad llamativa.

Ese llamado periodista que mereció que el redactor no lo tratara por su nombre y apellido, entre otras cosas, a través de una radio y, también, por programas televisivos de enorme aceptación, merece que se le califique como un periodista serio, inteligente, sagaz, objetivo, valiente, que bajo ningún concepto busca acercarse lo más posible a nuestro Señor Presidente para obtener dádivas, como otros colegas del medio, y que, en definitiva, siempre puso todo su esfuerzo, como tantos otros, para que, hoy, la nación entera, pueda disfrutar de un hombre inteligente, honesto, seguro de sus ideas, guapo, solidario, y como dice el redactor “calmo, serio y respetuoso”.

Miremos hacia atrás y comparemos, simplemente, los dos Presidentes que durante 15 años tuvieron el poder en sus manos para dejarnos, hoy, un país destrozado por la impunidad y una ideología macabra, que nos separó del mundo. En consecuencia, rechazamos, con toda nuestra fuerza, la grave equivocación en que cayó el redactor cuando descalifica a su colega, afirmando, que llevó a cabo “…. exabruptos, falta de modales, que no tuvo empacho en expresarse en forma vulgar”.

Creo que el editor, con todo respeto, tiene un rasgo grave y profundo de envidia hacia su colega, lo cual desmerece, a mi entender, un editorial que califico de excelente, en su contenido general. Es más: el redactor, nuevamente, embiste al colega, cuando afirma que “…el Presidente no entró en polémicas menores ante preguntas de color poco relevantes del periodista”. No comparto, tampoco, esta mención descalificante. Fue una entrevista digamos con libertad total para ambos, que se conocen por demás, que ninguno destrata al otro por ningún concepto, que tratan todos los temas, que no esconden nada, y que cuando el Señor Presidente tuvo que poner el freno, lo hizo, por su investidura, y con toda amabilidad. Tener en cuenta, que la amistad que los une, llevó a que el periodista le entregara a su invitado, un aparte musical que mucho disfrutó.

Tenemos un Presidente Presidente, claro que sí. Sólo pido que el redactor otorgue, públicamente, las disculpas del caso.

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