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La piqueta del progreso, no es sólo eso...

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@|Soy un uruguayo que ha retornado luego de 18 años viviendo en Venezuela.

Me siento nuevamente orgulloso de ser uruguayo y admiro todo lo que han hecho y siguen haciendo tantos compatriotas que se reinventaron y tantos extranjeros que nos acompañaron.

Hoy quiero referirme a una noticia del mes de noviembre y que tiene dos aspectos dignos de analizar.

Uno, referido a los aportes favorables en lo económico, social, sindical y tantas otras actividades del sector inmobiliario y de la construcción. Pero no tan favorables cuando se olvidan de preservar la identidad municipal y nacional. Me refiero concretamente al anuncio de una empresa constructora que inaugura un nuevo edificio en la rambla de Malvín.

¡No queremos hacer una Miami de nuestra Montevideo! ¿No hay otros espacios donde construir, mejorar, reformular e incluso rentabilizar las inversiones prosiguiendo el fenomenal esfuerzo inversor, sin necesidad de seguir invadiendo nuestra hermosa rambla montevideana?

Simplemente quiero trasladar esta inquietud por cuanto esto se me asemeja al fenómeno de los vendedores ambulantes, que históricamente se han empecinado con estar sobre las veredas de la 18 de Julio. Y la lucha que significó marcarles sus espacios y sus derechos para no afectar los de los demás comerciantes y aún los de los peatones. ¡No es tontería pretender tener un espacio para vender artículos sobre la principal avenida de Montevideo!

¡Y vaya que no es menor el plus que significa construir y comercializar edificios ubicados sobre la hermosa rambla de Montevideo!

Ahora anuncian nuevos proyectos que revolucionarán la forma en que se compran unidades en Uruguay, atrayendo a un público inversor más amplio, con montos de entrada más accesibles, etc. Pero creo que, más allá de los beneficios comerciales que traerá, no podemos ignorar el perjuicio que ocasionarán estas obras sobre nuestra rambla montevideana al perder la identidad municipal y nacional.

Compatriotas de la IMM que, aparentemente, han estado omisos a estas situaciones de larga data, creo que debemos expresar un rechazo en común: ¡La rambla de Montevideo es de todos y queremos disfrutar su belleza natural! ¡Construyan en otro lado!

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