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La pesca

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@|Cuando los ministros responsables de la pesca en América Latina me eligieron Director Ejecutivo de nuestra organización regional en 1993, lo rechacé amablemente. Agradecí el honor, pero no me consideraba un “experto”. Mencionaron que no querían un “experto” con puntos de vista sesgados sino un gestor con experiencia en diplomacia, negociaciones y un enfoque multidisciplinario y transversal. Acepté. Cuando fue necesario (siempre) escuché y aprendí de mis mentores y de los mejores expertos que pude encontrar. El asesoramiento informado era la única forma de ayudar realmente a los Estados miembros. Fui reelegido 3 veces. 

Este preámbulo es porque leí, con preocupación, un artículo publicado en El País el 18 de noviembre, firmado por el excelente periodista Tomer Urwicz donde, entre otros temas, menciona a un ciudadano argentino exGreenpeace en la época que dicha organización extremista envió un gomón que desembarcó en Fray Bentos, Uruguay, durante el debate por Botnia. 

En sus declaraciones, manipula y engaña al periodista y al público. Pero no hay que subestimar sus acusaciones. Son parte de un libreto escrito por sus patrones en fundaciones “filantrópicas” de países del norte. Los mismos “capitanes de la industria” que devastaron recursos y hoy expían culpas y descuentan impuestos. Y estrellas de Hollywood, siempre tratando de mejorar su imagen. Simplemente nos envían caras latinoamericanas para campañas globales. En Uruguay, no por casualidad, se une a sus socios criollos para liderar la campaña contra la pesca y el desarrollo sostenible de los recursos oceánicos. 

Cambian de nombre, crean nuevas ONGs pero siempre son los mismos. Usan de la difamación, el engaño y las simples mentiras para agraviar e insultar a una de las profesiones y oficios más nobles, más productivas e importantes de la humanidad, como la pesca. Peor aún, acusan, sin pruebas, al gobierno, a la industria y al puerto de Montevideo de, entre otros de la existencia de pesqueros con “vínculos con el crimen organizado”, de un porcentaje de marineros muertos desembarcados en Montevideo por flotas pesqueras extranjeras de alta mar, de “hacer la vista gorda a la pesca ilegal”, al “tráfico de personas y drogas”. Muy serio. Hay que probarlo. 

Los recursos marinos generan millones de empleos, principalmente en el sector artesanal donde también es una herramienta de subsistencia, genera proteínas irremplazables para más de 1,200 millones de personas en el mundo, comercio, turismo, recreación. Además, parte de nuestra identidad como país ribereño. Es una industria que enfrenta enormes desafíos y donde su tripulación nunca sabe si volverán con vida a sus hogares. ¿Se podría hacer mejor? Sí. Como en cualquier otra industria. Entonces, ¿por qué la ofensiva contra la pesca? No es una coincidencia. 

Pero con estos grupos anti-todo, anti-progreso, anti-globalización, antidemocracia representativa, anarquistas hay que observarlos con cuidado. Difaman, inventan, exageran, engañan. Quieren reemplazar al Estado participando en la gobernanza de los recursos marinos sin ser elegidos, ni responsables ante nadie. Funcionan de manera secreta y no han firmado ningún Código de Conducta o Ética. Y su trabajo lo hacen a través de la presión, las amenazas y el chantaje. Quieren que seamos veganos, que dejemos de producir carne, que dejemos de pescar. Son piratas. Incluso si no llevan un parche.

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