@| En estos días, los uruguayos estamos pendientes de un tema primordial que ocupa primeras planas del periodismo y mientras ello sucede, el sindicalismo uruguayo promueve para el 17 de junio, un paro general por los mismos motivos por los cuales gobierno y ciudadanía trabajan todos los días: “contra el hambre y la desigualdad, por trabajo y salario y en defensa de la vida”.

¿Alguien puede pensar en tal incongruencia? Sin duda que más allá de lo absurdo del hecho en sí, sus consecuencias sanitarias en este momento hacen creer en que provocarán un daño mayor que la desubicada medida en sí misma.

El Sistema de Salud y la enorme mayoría de la ciudadanía se afana por alcanzar rápidamente el mayor grado de inmunidad a través de la vacunación y la Central Sindical plantea dificultarlo, paralizando durante 24 horas la posible inoculación de 50.000 personas (promedio diario de vacunados).

En su comunicado expresan que “intentarán” con el resto de las organizaciones sociales afines, que ese día se mantengan abiertos todos los vacunatorios. ¡Tontería! Aún manteniéndolos abiertos, no habrá transporte, ómnibus o taxis, por lo cual la asistencia se verá enormemente menguada con el consiguiente perjuicio.

El PIT-CNT demuestra con esta errónea decisión, como en muchas otras oportunidades, su desubicación frente a los gobiernos de turno; y en esta ocasión, ante el difícil momento sanitario que afecta a todos los ciudadanos, antepone su egoísmo particular al bien común, a la solidaridad que hoy, como nunca, debe sobreponerse a todos los caprichos ideológicos que los guían.