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El valor de la palabra

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En franca decadencia

@| Hoy día la palabra tiene un valor relativo. Esta desvalorización ha sido en razón de las diferentes interpretaciones que se le ha dado a lo que las personas dicen o prometen. Estas interpretaciones, sumadas a excusas y el “yo no fui”, hacen que la “burbuja” de la palabra haya estallado, no previéndose una pronta recuperación.

Uruguay no escapa a esa “burbuja”, que a diferencia de las burbujas inmobiliarias y bancarias tienen una recuperación. Normalmente son cíclicas y sus ciclos se pueden prever; pero la “burbuja” de la palabra, no es cíclica, ya que cuando no se cumple, se pierde la confianza en la persona, no en el mercado. La diferencia entre las personas y los mercados es muy grande. En lo que si son similares, es que el mercado está compuesto por personas más ideas, inversiones y dinero. La palabra está compuesta por personas y confianza, y cuando se pierde la confianza, no hay otra variable como con los mercados que la ayuden a recuperarse.

En Uruguay se ha desmoronado el valor de la misma. La palabra es sagrada y va de la mano de la sinceridad y transparencia. Es por eso que muchas veces, la gente se ve atraída con la palabra, ya que la misma promete castillos y paraísos. Siendo que la palabra, de la mano de la transparencia y sinceridad no hace castillos ni promete paraísos, sino que solo da una visión de la realidad, sea cual sea. No se gobierna con marketing, con publicidad o disciplina partidaria, se gobierna con transparencia y sinceridad. Hay un Partido que pago su precio al no vender “humo”.
Hoy nos enfrentamos a la perdida de los valores en lo que respecta a “dar la palabra” Hoy la palabra está valorada en “cómo te digo una cosa te digo la otra”. Es de esperar que en los próximos años, los políticos como principales articuladores del valor de la palabra, hagan elevar su “cotización” y no prometan el paraíso para salir de este infierno. Todos deberían saber que repuntar en el 2019, no va a ser fácil, ya que habrá que cumplir y honrar los compromisos internacionales y judiciales que nos dejaran los tres periodos progresistas. Solo hay que dar las oportunidades y confiar. Así salieron del “pozo” muchas naciones como ser Alemania, Japón, Vietnam y otras.

Confiando en la palabra de sus gobernantes y aportando la población su cuota parte de responsabilidad en querer que se cumpla con la misma. Con mucho esfuerzo y sacrificio. Pero no se les mintió. Había confianza en la palabra. Vemos que la cultura latina, dista mucho para llegar a esos “milagros”. Vemos como le está costando a la Argentina de Macri. Los periodos de los K dejaron su huella.

Confiemos en que en Uruguay si se pueda y demos la palabra y el voto para que se termine con la politiquería barata. Que los uruguayos levanten al país, no dando sustento sin retorno como el MIDES, no pagando impuestos simulados en las tarifas, sino aunque duela, poniendo todos el hombro en el esfuerzo para sacarlo adelante con transparencia y sinceridad. Solo nosotros todos podremos sacar adelante al país, confiando y con esfuerzo. Empecemos por confiar en la palabra. Está en nosotros y en nadie más en dejar de lado a los que se enriquecen, dilapidan y no cuidan nuestro dinero. Enfrentemos el 2018 con esperanza y con fuerzas para hacer un esfuerzo, esperando trabajo, paz y seguridad. Confiemos en el 2019.

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