@|En 1492, luego de reconquistar su territorio a los moros, España busca caminos directos a las lejanas especias. Heroica navegación en cáscaras de nuez tropieza con un Nuevo Continente que seduce con oro y plata. La espada codiciosa doblega a primaria civilización. Ilustrados pensadores con derecho indiano y órdenes religiosas tratan de proteger y civilizar nativos ante iniquidades. Se crea la España virreinal en sur, centro y parte del norte de la nueva América, con los aborígenes como súbditos integrantes de la Corona.

De esa unidad, desde 1810, nos independizamos en dispersas repúblicas tuteladas por nuevo orden mundial. Y se consolidan nacionalismos auténticos y mercenarios.

En Sarandí, el 12.10.1825 se reconquista la campaña oriental a la Cisplatina cipaya. Sable en mano se renueva parte del sueño artiguista. Y luego, hasta hoy, buscamos unidad para fuerza que nos de poder y llegar al primer mundo.

Pero no debemos llorar leche derramada. Hacerla constar sí, con la mochila de cada uno y brazos abiertos, como energía para conseguir la felicidad de los más posibles y solidarios con los marginados de la humana condición. Cada elección con coaliciones ajustadas a los problemas puntuales votando las listas mayoritarias. Juntos pero no entreverados, para preservar imprescindible credibilidad.

1492 y 1825 son hitos mundiales y comarcanos de evoluciones humanas que se suceden desde las cavernas pasando por egipcios, griegos, romanos y tantos genios y perversos. Con virtudes y tragedias llegamos al celular asombroso. Ojalá hijos y nietos continúen maravillosos progresos haciendo el menor daño posible.