@|Esta terrible crisis de salud dejará una aún mayor crisis empresarial y de empleo, a las que se agregará la reducción de la recaudación del Estado, el aumento del gasto en la asistencia social, la cancelación de obras y la erradicación de la inversión extranjera. Elementos que acarrearán un mayor déficit y el adelanto de la cesación de pagos, que sin dudas era la meta del gobierno a evitar para el 2022.

La realidad agroproductora del país –totalmente ajena a la crisis actual- permitirá aprovechar el crecimiento mundial del valor de los commodities y la industria agroalimentaria que nacerá en los próximos meses por las imperiosas nuevas costumbres alimentarías que los Asiáticos tendrán, y será la que permita superar la crisis.

Para ello, el Estado deberá utilizar estratégicamente todos los fondos públicos para el incentivo de la actividad privada nacional y cubrir el gasto asistencial, puesto que serán los nacionales quienes permitamos sacar al Estado de la crisis.

Para poder hacer frente a la nueva realidad se torna primordial el no pago de la deuda externa, pues por ausencia de ahorro dichos dólares serán indispensables, cesación a la que no debemos temer luego del ejemplo que nos dio Cristina, del otro lado del río.