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Nuevo Decreto

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Oscurantismo Nacional

@| En las últimas semanas he leído y escuchado con atención las reacciones generadas por el reciente Decreto 115/018 que reglamenta la Ley 19.175 de 2013 de Recursos Hidrobiológicos. Apenas supe de él me vinieron a la mente los dichos de dos amigos, José Luis y William. Me enerva tener que darles la razón, pero ambos, de alguna manera, pareciera que pueden tenerla. Me explico: José Luis es de los que habitualmente, ante cierto tipo de hechos, me advierte: “piensa mal y acertarás”; en demasiadas ocasiones tuvo razón. 

El enfoque que la mayoría de los distinguidos comunicadores le han dado se relaciona con el aparente avasallamiento de la libertad de pensamiento - la investigación en este caso - que no es más que la búsqueda de la verdad y la defensa de las libertades individuales y sociales. De acuerdo, pero, ¿no es demasiado llamativo que éste gobierno, que se ha caracterizado por ser más reactivo que proactivo - de repente y sin aparente necesidad - se despache con un misil por debajo de la línea de flotación, nada más ni nada menos que contra la comunidad académica, científica y cultural del país?
Entendámonos, el tema en cuestión - la madre del borrego - es el agua y sus derivados, sean ellos los pececitos, la pesca, el acuífero, el riego, la evaporación o la contaminación. Estoy causi seguro que la intención no fue coartar la investigación o acallar los investigadores. Podrán ser brutos - que no lo son -, pero no a tal extremo. O sea, se estaría errando el enfoque y distrayéndonos del culmen de lo pretendido por quien o quienes redactaron el oprobio. 

William, por otro lado, con su habitual teatralidad, es de los que nos inspira a buscar la causa primera, el objetivo final y el protagonista oculto atrás del hecho: “Hay que olfatear de donde vienen los tufillos”. 

Recopilando la información, analicemos: ¿qué es lo que al gobierno, respecto al agua y su entorno, puede preocuparle y ocuparle al extremo de mandarse tal desaguisado? Casi seguro que no son los fertilizantes al borde de los ríos, ni la pesca en sus diferentes variantes, o la calidad de agua que nos da OSE u otras aguas benditas que debe defender.

Eso nos lleva a lo que puede estar atrás de todo esto, que de alguna forma ignoramos, no por incapaces sino porque se nos ha negado información. El maldito secretismo. ¿Dónde está el cangrejo atrás de ésta montaña que es el decreto? En el centro del país, a orillas del Río Negro, donde de seguir como vamos en poco tiempo podremos decir - parecido más no igual que Shakespeare - que “algo huele a podrido en la Comarca”. 

¿Por qué no puede ser éste el cangrejo, si desde Finlandia - vecina de Dinamarca - les han dictado en forma de preacuerdo una riquísima mini agenda que es un manual de buena gestión gubernamental? Que por supuesto debiéramos adoptar, pero no necesariamente para radicar una planta de celulosa en el centro del país a orillas del Río Negro, sino para gestionar el país.  

Cuidado! Alarma! No dejen investigar, y si investigan no dejen publicar!
¿Será que es ésta la madre del borrego? Ojalá me equivoque, pero creo que peor sería que los firmantes del decreto realmente quisieron decir lo que terminaron diciendo: Implántese la mordaza y el oscurantismo nacional.
Y de paso, cañazo. Busquen en internet éste ejemplo de un caso similar: Finlandia en su vecina Estonia. Poner en Google: Estonia, Tartu, pulp mill. Mera coincidencia… ¿o forma de actuar?

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