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Una nueva oportunidad

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Se sigue mostrando implacable la justicia con abusadores y violadores.
Niñas de 7, 9, 15 años en Artigas fueron nuevas víctimas de estos perturbados.

Con total naturalidad la magistrada detalló la pena que mereció “el infractor” que abusó reiteradamente de la niña de siete (su hijastra): un año de prisión efectiva, otro año de libertad vigilada.

Sorprendido -tal vez no tanto- el cronista preguntó por lo exiguo de la pena. Con la misma naturalidad y gentileza le respondieron que aplicando el nuevo y tan prestigiado N.C.P.P. el ejemplarizante castigo fue el resultante del acuerdo entre fiscal y reo quien prestamente suscribió la pena.
Si estaremos mal, ¡aunque parezca un sueño están causando más indignación las condenas que las aberraciones en sí!

¿Se puede aceptar este regateo de pena ante un crimen que causa un daño para toda la vida?

Quizás de eso se trata, de darles a estos seres una nueva oportunidad.
Sabemos de la repulsa que manifiesta la INDDHH ante esos crímenes. No tengo dudas que también debe sentir el mismo repudio a esa clase de pena. Aunque seguramente, si se diera el caso, nuestro mediático Fiscal de Corte -defensor a ultranza del N.C.P.P.- tendrá fundamentos técnicos (que no poseemos) como para persuadirnos de lo justo del castigo.

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