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Nos quedamos sin emprendedores

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@|Hace 16 años que empecé mi emprendimiento en el Uruguay. Gracias a Dios también pudimos expandir negocios en México, Estados Unidos, Chile y Paraguay.

Escucho en estos tiempos de crisis y pandemia, voces que quieren obligar a los empresarios (los malos de la película) a no despedir gente y también gremios que instan a seguir sin parar empleando gente en el Estado.

Yo invito a esas personas, que hablan por hablar, a que abran un negocio arriesgando capital propio (es fácil ser jefe con dinero ajeno) y experimentar por algún tiempo lo que es la responsabilidad de coordinar un proyecto, la regularización de impuestos (muchísimos), la selección de personal, el alquiler de locales u oficinas, infraestructura y comodidad para el lugar de trabajo.

Los sigo invitando a todos a que aprendan a calcular el valor de una hora de trabajo. Que pasen noches sin dormir preocupados por las cuentas.

Invito también que experimenten en formar personas, a inspirar lo mejor en cada uno. Motivar con palabras, con respeto, honestidad y con tu dinero; y que tras ese esfuerzo te decepcionen, sobre todo quien menos te esperabas.

Invertir, ponerse la camiseta y salir a la calle para atraer clientes.
Aprender, a veces, a competir deslealmente con el propio Estado uruguayo o S.A. del propio Estado.

Pruebe también fomentar el buen humor cuando los enemigos y las críticas lleguen. De verdad lo recomiendo.

Pruebe también mirarle a los ojos a un empleado y despedirlo, incluso aunque sea por razones más que justificadas.

Pruebe tener juicios laborales, embargos, audiencias, moratorias, nuevos impuestos, aumentos, crisis, robos, problemas edilicios en la oficina, rescisiones de contrato, refinanciar deudas, buscar garantes.

El pasado domingo en una nota de El País, se informa que para dar de baja una Sociedad Anónima se exige, entre gastos varios, la suma aproximada a US$ 3000, sin contar gastos de despidos, si tuviera que hacerlos.

¡Haga esta prueba!

Se va a ver despertando a las 3 de la mañana sin motivo aparente, pero con el pensamiento en un producto, en una conversación de oficina o en un plan para evitar la quiebra.

Intente entonces ser jefe por algunos años, creando empleo y oportunidades. ¡Y encima ser visto como explotador!
Haga esta prueba. Pero hágalo creyendo realmente que el propósito de su negocio va mucho más allá de ganar dinero, sino también de generar un bien a la sociedad.

La mayoría de los empresarios uruguayos son micro y pequeños.
Así y todo son llamados oligarcas y explotadores.
Como en todo hay gente buena y mala, pero le aseguro que los buenos son los predominantes.

¡Los invitó a hablar menos y ponerse a trabajar y a seguir apoyando a los emprendedores!

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