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Montevideo, tierra de nadie

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@|Vivo en el Interior, pero nací y me crié en Montevideo.

Amo esta ciudad y viajo a ella cada vez que puedo. Voy a los barrios en los que viví. Revivo con afecto los buenos momentos de mi niñez y adolescencia y recuerdo a mis viejos amigos que ya se fueron.

Casi medio siglo ha pasado desde que adopté una ciudad más chica para vivir. Y creo que por eso he visto como mi Montevideo se ha transformado en una verdadera jungla. Hay mejoras en algunos barrios residenciales, donde se pone de manifiesto el poder económico. Pero pasear a cualquier hora del día por el Centro, desde Ejido hasta la Plaza Independencia, es más riesgoso que un paseo por la selva profunda. A cualquier hora punguistas y arrebatadores parecen tener lugares asignados por 18 de Julio. Y no digo nada de las horas nocturnas.

Por otro lado, hay barrios en que la mugre y el mal olor reinan sin oposición. Y no dejar de lado los asentamientos, bases de traficantes y delincuentes, que encuentran en ellos sus refugios, tras asolar el resto de la ciudad.

La Seguridad es resorte del Ministerio del Interior. La limpieza, la prolijidad es resorte de la Intendencia. Ambos están en deuda.
¿Por qué digo esto? Porque mi Montevideo me hizo víctima de esta desidia oficial.

Con mucho sacrificio apronté en mi domicilio actual mi viejo auto para hacer un viaje a la capital. No por placer, por salud. Gasté dinero en hacer del vehículo un medio ajustado a las normas para recorrer rutas. Pues bien, en diez minutos en que lo dejé estacionado frente al apartamento de mi hijo, a una cuadra de la vigilancia (inexistente en el momento) del taller de la Policía de Tránsito, el auto fue robado. No se abrió para robar algo de dentro, no, se llevaron todo el vehículo. Yo sé que lo cerré; y quedaron en mi poder llaves y duplicados. Así que para robarlo los ladrones tuvieron que violentarlo. Y lo hicieron, al parecer, tranquilamente.

Hicimos las denuncias correspondientes a través del 911 y en la Seccional 6a, según corresponde. Pero lo importante no es intentar la recuperación del vehículo. Lo que importa es que la inseguridad ha llegado en Montevideo a niveles ya inaceptables.

Eso por un lado; lo otro: ¿es posible que algunos asentamientos, súper conocidos, sean refugio permanente de los malvivientes, al punto que la misma policía tiene reparos en entrar si no es con presencia numerosa de efectivos?

Mi Montevideo ya no es la misma que aprendí de chico a querer; no sólo por mi problema, mi ciudad es tierra de nadie.

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