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Modificar las penas

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Cambios necesarios

@| Muchos conciudadanos, se han enterado que el Senador Jorge Larrañaga propone agregar la pena de prisión perpetua al Código Penal, para aquellos delitos considerados muy graves.

Más allá de que se podría entender que esta medida, aunque sea transitoria, puede ser aplicable, hay algunos puntos que se tendrían que tener en cuenta.

En primer lugar, hay delincuentes que por sus reincidencias acumulan más años de prisión que los estimados en sus expectativas de vida y no cumplen con las penas totales. Lo hacen posible las chicanas legales que muy bien saben utilizar los abogados defensores con la complicidad de jueces. Es decir, quedan en libertad mucho antes.

Lo mismo sucede con delincuentes con penas de menor cuantía, que, cumplida la tercera parte de la pena, salen en libertad. Y por lo que se ve, no importan las reincidencias ni los antecedentes.

El Código estipula para cada delito un mínimo y un máximo, en lo que a penas se refiere. Por lo general y por lo que vemos en los medios, o se aplica la mínima o un tiempo más, pero sin acercarse a la máxima. Y el delincuente, apresado una, dos y más veces, pasa más tiempo suelto, que privado de su libertad por delinquir, es decir, por rapiña, hurto, secuestro, copamiento, homicidio, tráfico de drogas, etc. Y no se mal interprete. No me rasgo las vestiduras por lo sucedido con el tristemente celebre Cristian “KIKI” Palomino, porque el tema se viene dando desde hace, desgraciadamente, mucho tiempo.

Yo personalmente fui asaltado en la vía pública de una ciudad del interior, tres veces a plena luz del día. Y mi señora una vez. Y en otra oportunidad, gracias a mi perro sorprendí a un delincuente dentro de mi casa. Las actuaciones policiales, en menor o mayor tiempo, según el caso, dieron con los culpables. ¡Todos ellos con antecedentes y alguno figurando en distintos departamentos del país!

¿Cómo puede ser que uno de éstos, cualquiera, tras una sentencia de tres años de cárcel por hurto especialmente agravado, se haya encontrado en libertad sin haber pasado dos años en prisión?

Yo no creo que la pena a perpetuidad sea la única solución. Creo sí que hay que aumentar, aunque sea transitoriamente, la severidad de las penas mínimas y disponer por ley que ellas se cumplan. Es decir, eliminar las chicanas en las que los abogadas defensores se aferran para aliviar la pena de sus defendidos; disponer también por ley que los reincidentes en prisión, no disfruten del régimen de salidas transitorias. Como están las cosas en nuestro país, “nadie cree ya” que los establecimientos de detención, cualquiera sea su tipo, sirven para crear condiciones de reinserción en la sociedad. Lamentablemente la gran mayoría de los que salen reincide. Y el pato lo paga la ciudadanía, que cada vez tiene más temor de salir a la calle.
Un argumento que se va a utilizar en contra de esta sugerencia, es el hecho de que no hay suficientes establecimientos y que la capacidad de detención es limitada. Si hay dinero para Antel Arena, por ejemplo, ¿cómo no va a haber dinero para edificar nuevos establecimientos? Lugares? Sí. Montones. En los campos despoblados de nuestra campaña, bien lejos de cualquier centro poblado. ¿Personal? Hay de sobra. Policía y Ejército. Sólo se necesita voluntad política y un Ministro del Interior que no nos mienta más.

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Larrañaga.

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