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¿La mentira es inherente a la política?

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El juego político

 @|¿Por qué muchos no creemos en la clase política? ¿Por qué los políticos tienen fama de mentirosos?

Es verdad, el descreimiento aumenta con la edad. Es proporcional a la experiencia acumulada. Hay que recurrir a la historia, al origen de las cosas.

Una fuerza política puede ser gobierno u oposición según las preferencias electorales. Éstas últimas aspiran a ser gobierno en la próxima ronda electoral.

Se habla de oposición responsable. Seguramente durante el período de gobierno van a estar a la caza de gazapos políticos de los que gobiernan. A la caza de contradicciones en su prédica pre electoral.

La oposición más que oponerse critica. Cuando al opositor le toca “tomar la posta” muchas de las promesas quedan en eso. Muchos cambios que pregonaron durante su período opositor no se llevan a cabo. Es más, por lo general caen en los mismos errores que antes señalaban. Entonces es la hora de las excusas. “La coyuntura cambió”. “Somos un país subdesarrollado, sujeto a los vaivenes internacionales”. “Esto es muy dinámico”. “Es bueno cambiar al reconocer un error”. “Es el juego de la democracia”. “No somos dueños de la verdad, pero por algo la ciudadanía nos votó”. “No estamos vacunados contra la corrupción”. “La oposición busca rédito electoral”.

Algunos se sinceran y dicen claramente: “una cosa es ser oposición y muy otra ser gobierno”. Quizá en el presente las contradicciones son más notorias cuando sindicalistas y ex subversivos han accedido a cargos importantes, pero se da en cualquier época y en cualquier país.

Enrique Pinti siempre destaca el ejemplo de Menem. Se le reprochó sobre su discurso preelectoral ante un después contrario a lo que prometía. Muy suelto de cuerpo respondió: “Es que si decía la verdad no me votaba nadie”. Ciertamente patético, grotesco, todo lo que Ud. quiera, pero irreprochablemente sincero. ¿Cuántos hacen lo de Menem pero lo adornan con frases que hemos citado? Con discursos elegantes para minimizar el costo político. O discursos de corte populachero para llegar mejor. Discursos muchas veces no escrito por ellos, sino por asesores que por supuesto se llevan “lo suyo”.

Si un gobernante prometía no subir impuestos, no se le puede creer, porque si lo llega a hacer, motivos de justificación no le van a faltar nunca. Y como pasa en esa materia pasa también en otras. Como aquel que siendo opositor prometía aguinaldos para jubilados. Y muchos etcéteras más. Y si los opositores patean, salen con el clásico viaje al pasado, de ¿qué hicieron Uds.? Nosotros hicimos esto y lo otro. (Aunque no tenga nada que ver con el tema). Después está lo otro, el viejo recurso que tiene en cuenta la fragilidad de la memoria colectiva. Y el recurrir a la exaltación de los valores fundacionales y a los próceres para re estimular a los camiseteros de siempre.

Ud. podría creer en un político si por ejemplo le dijera: “voy a hacer lo posible por no subir impuestos, dependiendo de factores extra que pueden acaecer”. “Voy a intentar hacer algo para mejorar la educación”. “Difícilmente pueda implementar cambios en tal o cual tema pero veremos”.

En resumen: un discurso pleno de buenas intenciones, veraz, sincero, pero pecará de ingenuo. Capaz que alguien se anima y le dirá “nabo”. Seguro, después está lo otro, lo que decía Menem, ¿cuántos lo votarían?
Desgraciadamente la mentira está dentro del juego político. Y a la mayoría parece gustarle que les mientan, o por lo menos lo aceptan como un hecho natural.

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