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Manifestación

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Bloquearon acceso al Pereira Rossell

@|La violencia en la sociedad nos duele a todos. 

El pasado domingo fue Rosa Rodríguez, y el próximo podría ser yo. No estamos ajenos a que un evento desgraciado puede ocurrir a cualquiera en cualquier momento. La pérdida de un conciudadano nos duele, y mucho más si es cercano a nuestros afectos.  

No obstante esto, no resulta razonable la manifestación de los trabajadores del Pereira Rossell en la puerta del centro hospitalario del pasado lunes. Es que el corte del Bulevar Gral. Artigas generó embotellamientos desde Avda. Italia hasta Avda. Rivera. Los autos permanecían detenidos por varios minutos sin poder avanzar. 

La situación es problemática porque estamos hablando de que por varios minutos permanecía bloqueado el acceso a un centro de salud. Si alguna ambulancia hubiese querido ingresar al nosocomio trasladando un paciente en situación de urgencia, sencillamente no habría podido. No había espacio para poder maniobrar y darle paso a la ambulancia. Alcancé a ver también una ambulancia teniendo dificultades para salir del Pereira a hacer su trabajo. 

Es imprescindible asegurar a todas las personas y colectivos su libertad de expresión. Pero en una democracia no vale todo. Es menester de cada uno ejercer sus derechos pensando siempre en el otro. No se puede hacer una manifestación que implique la imposibilidad de acceder a un hospital. Se podrían haber hecho decenas de manifestaciones en cualquier otro lugar. En aras de una protesta, no parece grave que se bloquee el ingreso a un supermercado, un banco o cualquier otra institución. El derecho de protesta y de reunión muchas veces colide con otros derechos, como el de circulación. Pero hay ocasiones donde ese conflicto es puntual, dura un tiempo razonablemente corto y prontamente queda restablecido el derecho que se vio bloqueado. Bloquear el acceso a un hospital no parece aceptable.
Las democracias están formadas por ciudadanos libres e iguales. No es democrático que un grupo de ciudadanos se adueñe momentáneamente de un determinado espacio público y resuelvan lo que se puede hacer o no mientras dura su ocupación.

No obstante lo ocurrido el pasado lunes, la oportunidad es propicia para hacer notar que más allá de manifestaciones, el acceso al Pereira Rossell se suele embotellar naturalmente en horas pico. No estaría mal plantearnos si no será momento ya de trasladar ese hospital a algún punto no céntrico de la ciudad donde se concentre la mayor parte de los usuarios del mismo, y con vías de acceso pensadas para evitar el embotellamiento, a efectos de que los pacientes trasladados en ambulancia no vean dificultades en llegar.
Hoy en día estamos obligando a todos los usuarios del Pereira (que probablemente casi ninguno debe vivir en la zona donde está ubicado el hospital) a tener que trasladarse al centro de la ciudad (con lo barato que es el boleto). Se genera un tránsito de usuarios, funcionarios y proveedores desde y hacia el centro de la ciudad que es innecesario, ya que la ubicación de un hospital tiene que tener una lógica georreferencial respecto de los usuarios. 

De paso, se aliviaría sustancialmente el tránsito en esa zona.

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