Publicidad

Los juegos de la macropolítica

Compartir esta noticia

@|Finalizada la Primera Guerra Mundial, se repartieron el mundo los triunfadores. No importaron las muertes ni los desastres, sino que, 23 años después, redoblaron la apuesta con otra guerra más moderna y devastadora; ahora con millones de muertos y nuevo reparto del mundo.

No olvidar lo ocurrido en Rusia y alrededores, su revolución con otros millones de muertos de hambre y por otros medios; ni los holocaustos; y hoy se viven hechos inenarrables que dan la vuelta al mundo.

No son los únicos lados negros de la humanidad, acciones o como se quieran adjetivar. Basta con mirar el continente africano, donde el humano se muestra tal cual es y de lo que es capaz.

Pero, ¿quiénes son los beneficiarios o mercaderes de la muerte? Sujetos y entidades cuasi invisibles que dominan y residen en los países del denominado primer mundo, de espaldas al globo. Cuyo negocio son las armas; además, han expresado que desprecian al hombre, más cuando es viejo y no se puede usar.

Pero me pregunto: ¿no se les ocurre a esos sujetos mirar antes de hablar, de lo que cometen a diario en el continente negro y el resto del mundo?
En realidad, un mundo en guerra…

Que si se detuvieran un instante y en lugar de fabricar un avión, un submarino u otros juguetes de guerra destinaran esas cifras siderales a ayudar al mundo y a la ciencia, ¿qué pasaría?, ¿no cambiaría el mundo?
Pero se les terminaría el juego.

Por lo tanto, critican o neutralizan a los demás y siguen usurpando a países que viven hambruna, sin agua, despojan sus riquezas a cambio de armas. Solo mantienen a sus títeres en el resto del mundo. Ellos viven de la guerra y beneficios colaterales. Mientras la humanidad se hace pedazos, gracias a sus poderes globales y a las reyertas permanentes que inyectan, creando odio y factores de deterioro afín de facilitar su dominio.

Ese mundo es real. Ocultos tras supuestas ideologías, fundadas en el dinero y la fuerza para dominar, sin otro fin. La moral es una mera palabra. No son necesarios ejemplos, los vivimos.

Solo se romperán las cadenas con un pueblo que logre pensar y para ello está la cultura, el estudio y el progreso; o seguiremos en discusiones obsoletas venidas de afuera, por quienes continúan vendiendo espejitos a sus socios.

La dignidad, la persona, la patria son meros signos que nada les significa. Por lo tanto, sabemos cuál es la ruta. Creo que es fácil saber elegir entre libertad y dominado. Nuestros científicos han dado el ejemplo. ¡Piensen en Artigas!

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad