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Jorge Pacheco Areco

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@|El 29 de julio pasado, se cumplieron 20 años del fallecimiento de ex Presidente de la República, Jorge Pacheco Areco. 

El día de su sepelio, una multitud lo acompañó hasta su última morada en el Cementerio Central y, en esa ocasión, escuchamos, con profunda emoción, un discurso inolvidable del Dr. Julio María Sanguinetti. 

Pacheco, como me lo manifestó enfáticamente, nunca imaginó que iba a ser Presidente de nuestro país. Incluso, cuando el General Gestido le ofreció ser candidato a la Vicepresidencia, fue muy renuente en aceptar esa responsabilidad, pero fue convencido por sus tíos Lorenzo y César Batlle Pacheco que le hicieron hincapié en el hecho de que las funciones que iba a desempeñar, si era electo, eran fundamentalmente de carácter legislativo que él conocía, por ser diputado, por lo que, en definitiva, aceptó el ofrecimiento. 

Al fallecer el General Gestido, el 6 de diciembre de 1967, Jorge Pacheco Areco asumió la primera magistratura de nuestro país en un clima sumamente enrarecido generado, fundamentalmente, por los tupamaros que asolaban a la sociedad uruguaya con secuestros, asesinatos y bombas y por una inflación galopante. Y Pacheco, no se amilanó. Le puso el pecho a las balas. Enfrentó, dentro de la Constitución y la ley, a la subversión y tomó medidas que, por un lado, le permitieron frenar drásticamente el proceso inflacionario que erosionaba la economía del Uruguay y, por el otro, combatir con éxito a los movimientos subversivos. 

Era un excelente profesor de Literatura, un destacado atleta (fue campeón sudamericano de gimnasia olímpica), un distinguido periodista y un diputado respetado, que las circunstancias lo llevaron a asumir los destinos del país en una época muy aciaga y difícil. Y lo hizo con coraje y honestidad.
Jorge Pacheco Areco pertenecía a una de las familias de más rica prosapia del Río de la Plata, pero su natural modestia le impedía hacer caudal del prestigio de sus ancestros por lo que, cuando alguien hacía referencia a ese aspecto de su genealogía, cambiaba de tema. Nunca se puso un peso en el bolsillo. Murió pobre dejando sólo un apartamento de dos habitaciones adquirido con la ayuda de varios de sus amigos y un viejo Opel Rekord como único patrimonio sucesorio. 

A veinte años de su muerte, lo recuerdo, con emoción, por su personalidad caracterizada por el coraje, el amor a la Patria y la integridad. Cuando, con el pasar de los años, la historia de nuestro país se escriba sin dogmatismos y sin ideologías tergiversadoras, la leyenda negra que se ha escrito sobre Jorge Pacheco Areco se desvanecerá y, en su lugar, resplandecerá la importancia de la gestión patriótica que él supo desempeñar en momentos muy tristes de la historia de nuestro país.

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