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Imaginar el día después

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@|Después de un comienzo de campaña a favor y en contra de la LUC, aún hay mucha gente que no está convencida de qué opción apoyar.

Entre ellos, muchos que quieren derogarla, no porque la ley no les convenga o les afecte negativamente en algún aspecto de su vida particular, sino porque de cierta manera se sienten defraudados por el gobierno actual y entienden que con ello conseguirán, de cierto modo, “castigarlo”.

A ellos es que invito a imaginar lo que sucederá el día siguiente que la ley se haya eliminado.

Veremos a quienes han llevado adelante la campaña derogatoria, eufóricos, llenarse la boca de términos como “gesta heroica”, “batalla ganada” y otras simplificaciones por el estilo.

Yo puedo ver a Michelini restregándose las manos y sentirse líder de una oposición que él ayudó a destruir con sus declaraciones insensatas, adjudicándose esta “victoria”.

Puedo ver a Bergara con su sonrisa irónica explicando que ahora sí, el Uruguay ha dado una señal de madurez al negarse a haber sido estafado, sabiendo en su ser íntimo que la realidad de lo logrado sólo contribuye a dejar todo como está.

A Andrade con su clásica verborragia explicarnos que ahora sí, con esta señal, el gobierno deberá escucharlo; y en realidad, contento porque su Partido Comunista sale fortalecido.

A Pereira explicando que gracias al Frente Amplio que él dirige (¿?), todos los uruguayos nos hemos salvado de caer en la trampa de los 135 artículos que no hubo tiempo de estudiar (sin explicar porqué sí lo hubo para los otros 341).

A Abdala en el paroxismo de su embriaguez por la victoria, decir que en realidad es un logro de la unidad latinoamericana, mientras envía algún saludo a Maduro e invoca a Fidel, su líder espiritual.

En fin, veo a todos ellos satisfechos tratando de estar al frente de la foto que los inmortalizará detrás de esta “victoria pírrica”; sabiendo que han logrado dejar al Uruguay inmovilizado por 3 años más, preparando el próximo referéndum (¿será contra lo que se quiera modificar en el BPS?) y continuar con la guerra de desgaste que impida dirigir el barco.

Convencidos que esto los deja a un paso de ser nuevamente gobierno.
Que ha dado resultado enunciar titulares con “enganche” y que valió la pena recurrir a extranjeros para que opinasen de nuestras realidades internas, aunque para ello hayan debido tirar por la borda el concepto de soberanía nacional y no injerencia.

Así llegaremos a las próximas elecciones y … vuelta a empezar, queriendo que el próximo gobierno nos resuelva los problemas de inmediato; sin darnos cuenta que con esto lo que hemos logrado es darnos un tiro en el pie.

Reiteraremos el círculo vicioso de la esperanza desmedida, seguida por la exigencia inmediata y concluida con la desilusión inevitable.

Tal vez, en algún momento, podamos aprender que para cambiar realmente las cosas, debemos dejar que quienes manejan los resortes del gobierno lo puedan ejercer sin cortapisas, por el tiempo que sea necesario.
Como ya pasó con el Frente Amplio y su gobierno de 15 años, con mayorías absolutas.

Si decidimos cambiar, debemos comprender que todo lleva un tiempo razonable, es lo que nos pasa en la vida diaria.

No estar dispuestos a conceder ese tiempo, resultará en la continuación de los malos resultados en seguridad (seguiremos encerrados en nuestras propias casas), precariedad habitacional (sin garantía no hay alquiler), malos resultados en educación (es claro que después del desastre actual, lo menos que debemos hacer es probar con sistemas distintos), control de gastos (regla fiscal), libertad financiera, etc.

Por el bien de cada uno de nosotros, ojalá sepamos elegir.

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