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@|Nuestro país, la República Oriental del Uruguay, es desde su independencia y constitución republicana y democrática, un Estado que ha logrado tener su lugar en el concierto de las naciones del mundo, en base a la fortaleza de sus instituciones y a sustentar principios que han sido pilares de su crédito y buen funcionamiento. 

No podemos exhibir una gran superficie territorial, ni riquezas materiales extraordinarias, ni tampoco una población que por su número pudiera significar alguna influencia en los mercados. 

Sin embargo, los principios y valores morales en los que otrora se fundara nuestra Nación, así como la particular idiosincrasia cultural del crisol de todas las colectividades de inmigrantes que se afincara en nuestro suelo “en el que nadie es más que nadie” -desde la colonia al tiempo en que vivimos- supo ofrecer a la región y al resto del orbe, un espacio particular, donde se podía vivir en un Estado de Derecho, con dignidad y hacer realidad muchos sueños.

La impronta de los históricos partidos políticos sólidos, de los más antiguos del mundo, sumado a políticas de un Estado de Bienestar adelantado a su tiempo, distinguieron a nuestro suelo del resto de los países, y ha dejado su huella indeleble. En relación a la cantidad de población, el Uruguay ha sabido ofrecer destacadas personalidades en los más diversos menesteres, tanto intelectual y profesional como artístico, industrial y deportivo. Fuimos el país de la movilidad social basada en la educación pública de calidad, el de la superación por el esfuerzo cotidiano, el de la libertad de prensa y la libertad civil y religiosa que en “toda su extensión imaginable” nos legara Artigas desde aquellas Instrucciones de las que ya se cumplieron más de 200 años…

Supimos ser “la Suiza de América” y sentir que “como el Uruguay no hay” con aciertos o con errores, sorteamos las dificultades de la crisis del 2002 “a la uruguaya”, honrando nuestros compromisos y siendo objeto de análisis y estudio de Universidades extranjeras. Nada menor por cierto. 

¿Qué nos ha pasado? Pues muy duro es advertir que hoy los más preparados de nuestros hijos buscan su futuro en el exterior y el nombre y la imagen de nuestro país se reconozca en estos tiempos, como vinculada al peor narcotráfico y a la inseguridad pública.

Lamentamos comprobar que nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores haya cuestionado el informe del Departamento de Estado de los EE.UU., acusándolo de “intervenir” en asuntos internos “en un año electoral”, cuando legítimamente le advierte a sus ciudadanos los riesgos que asumen en su persona y bienes, al venir por estos lares. Advertencia hecha también por otros países europeos…

Pese a los quince años de la mayor bonanza económica de que se tenga memoria, y a la tremenda presión impositiva, el Frente Amplio ha hecho trizas la economía, se han perdido puestos de trabajo y la errática política exterior de nuestra República, ha defendido regímenes dictatoriales como los de Cuba y Venezuela, sin llamar a las cosas por su nombre. Ha puesto lo político por sobre lo jurídico, haciendo peligrar construcciones de estabilidad jurídica propias de un país donde el Derecho y la institucionalidad republicana garantizaban el pleno ejercicio de los derechos de todos.

Ciertamente lamentable.

Y hace ya mucho tiempo que no pueden hablar de “herencias malditas”, pues han tenido mayorías legislativas que funcionaron como aplanadoras de la oposición. Ya es tiempo de que ante la ciudadanía, asuman sus propias responsabilidades por su formidable “perdida de chance” (han tenido todo a favor para cumplir con sus promesas y no lo hicieron).

Sus políticas han perjudicado en gran forma al país.

¡Es tiempo de cambiar!

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