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El huevo de la serpiente

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@|Este es el título de una formidable película del gran director sueco Ingmar Bergman, que se estrenó en 1978.

Trataba del clima humano que se sentía en los años anteriores al nazismo, a través de la historia de Abel, un joven que había perdido a su hermano que se había suicidado.

La acción se desarrolla en 1923, en una Alemania caótica por la guerra perdida, la hiper inflación, luchas políticas duras y un ambiente crispado.
Abel luego conoce a un científico llamado Vergerus, que hace extraños experimentos científicos con personas. Este hombre, en un diálogo con Abel, predice que en 10 años la gente joven de ese momento intentará vengar la derrota de la guerra y seguirá a un líder como Hitler (dice que aunque no sea él, sería similar...).

Manifiesta que el futuro de Alemania será como el huevo de serpiente, que puede ser vista detrás de la cáscara, aunque lo neguemos. Y relaciona sus misteriosos experimentos con ese futuro.

Todo el clima que genera la película es ominoso y augura terribles tiempos, como solo maestros como Bergman pudieron lograr en el cine…

¿Que tiene que ver esta brillante película con el Uruguay de hoy?

Mi impresión es que mucho. Se siente el resentimiento y odio acumulado, por parte de una parte muy importante de la población. Ello se expresa en que muchos ni siquiera se alegraron ni festejaron el pasaje al Mundial del seleccionado (simplemente porque sacaron al DT que era de su filiación política); en la imposibilidad de argumentar racionalmente ante tantas personas; en el fanatismo rampante de muchos; en la reproducción acrítica e irreflexiva de las mentiras más ridículas; en la “grieta” que se percibe en los grupos, de cualquier ámbito, apenas se tocan temas socio- políticos...

Obviamente en las redes sociales, que están llenas de “odiadores” (haters), de ambos bandos incluso, ya que con estas prácticas funestas, se logra la reacción dura de otros.

La izquierda marxista ha “trabajado” más de 50 años para moldear las mentes de la gente que ha podido influir con un sindicalismo político y “flechado”, en el sistema educativo, en la cultura (teatro, libros, carnaval, etc.). Y ha logrado que sus dogmas y supersticiones calen hondo en un gran porcentaje de varias generaciones.

Que ahora reflejan intolerancia, dogmatismo, odio social y revanchismo...

Por eso creo que si no hacemos algo, concretamente ayudar a una gran Batalla Cultural para cuestionar y al menos en parte, desarmar ese sistema de creencias falsas y casi mágicas, que han inculcado en buena parte de la población (en Uruguay y en varios países de América Latina), la premonición de la película de Bergman que mencioné acerca de un futuro ominoso y oscuro se puede cumplir...

Y declaro que nunca desee equivocarme como ahora.
Dios quiera que me equivoque. Sería feliz por ello...

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