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Hospitalitos y miedos

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@|En octubre del año pasado, fui herido gravemente en una rapiña muy violenta en Camino Maldonado y Rosario. Una camioneta que pasaba me trasladó a la Policlínica Malinas, donde fui rápida y diligentemente atendido y trasladado inmediatamente al Hospital de Clínicas en una ambulancia que adentro parecía una nave espacial, que me hizo sentir orgulloso de ser usuario de ASSE. 

Pero por más que el traslado fue a todo lujo y confort pienso que más seguro hubiera sido permanecer en la Policlínica un tiempo más prolongado. 

Y esto lo traigo a cuento de que he prestado más atención a hechos parecidos y notado la gran cantidad de gente que es trasladada y llega muerta o muere en el camino de un lado a otro. 

Se necesitan pequeños hospitalitos en cada una de las principales policlínicas donde dejar los pacientes por lo menos unas horas antes de trasladarlos y en todo caso que los especialistas se trasladen desde los hospitales al lugar para una primera evaluación, para salvar más vidas y cortar hemorragias que si son internas se acentúan. 

Pero también se necesita protocolizar bien dichas actuaciones para liberar a los primeros médicos y enfermeras tratantes de las presiones familiares de los paciente exigiendo traslados que terminan resultando mortales.
Me pongo en el lugar de un receptor de un herido grave, entiendo sus miedos y por lo tanto su urgencia en sacarse el “problema” de encima, pero también entiendo que “desde arriba” se pueden evitar nuevas muertes o bien creando pequeños hospitalitos o instruyendo a patrulleros y ambulancias a concurrir directamente con heridos graves a los hospitales sin pasar por las policlínicas.

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