@|Transcurrido el período electoral que establece nuestra Constitución y a pocos días de producirse el cambio de autoridades de gobierno, han tomado estado público datos de la realidad, que constituirán la “herencia” recibida luego de quince años de administraciones frentistas. Herencia que tendrá que administrar con sabiduría y eficiencia el equipo de “gobierno multicolor” que con la conducción del Dr. Lacalle Pou, resultara electo luego del balotaje del pasado Noviembre.
Y aquí, no queda otra que “hacerse cargo” (como tantas veces se trasmitió en la pasada campaña política) ya que, en cuestiones de gobierno –donde se administra la cosa pública- no es aplicable el “beneficio de inventario” que en Derecho Sucesorio, se establece en favor de probables herederos, quienes pueden rechazar la herencia o aún repudiarla, si realizado el “inventario”, se encontraran frente a un “pasivo” que pudiera superar el valor de los bienes dejados por el causante.
En este caso que analizamos, el gobierno saliente le trasmite al equipo de gobierno “entrante” un “todo”, una universalidad, cuyo repudio o rechazo, pudiera llegar a darse en muy contadas excepciones.
Si para muestra “basta un botón” como enseña el saber popular, nos permitiremos señalar más de un ejemplo de esta “herencia frentista”: el déficit fiscal de un 4,7% del PBI (producto bruto interno) es el mayor que se ha registrado en los últimos treinta años.
Y esto, no es decir poca cosa.
Aquí el equipo económico que comandará Azucena Arbeleche, tendrá que lidiar con las políticas públicas a aplicarse para lograr reducirlo, tal como fuera anunciado en la campaña electoral.
Otro ejemplo de esta muy pesada herencia es la Educación Pública, que otrora caracterizara positivamente a nuestro país como elemento integrador de nuestra sociedad de inmigrantes.
Lamentablemente y pese al aumento de recursos destinados en el Presupuesto Nacional, los resultados estuvieron muy lejos de lo esperado y se advierte una situación de estancamiento y rezago en quienes la utilizan: nos encontramos con alfabetos disfuncionales, que si bien saben leer y escribir, no pueden interpretar con sus palabras un texto que leen, y los resultados obtenidos en pruebas internacionales nos sitúan muy por debajo de países de la región.
Tamaña tarea será revertir esta situación, luego de quince años de bonanza económica donde ni siquiera se concretó un necesario proyecto de mejora continua, y los recursos invertidos no significaron mejoría alguna, más allá de las mejoras en las retribuciones personales de nuestros docentes.
En seguridad pública y pese a los recursos destinados, y a la tecnología aplicada, el incremento de delitos, los homicidios y “ajustes de cuentas” están a la orden del día y las nuevas autoridades tendrán que aplicar la Ley y devolverle a la ciudadanía la posibilidad de vivir en espacios donde impere el orden y la convivencia pacífica para desarrollarse humanamente.
Las necesarias y anunciadas auditorías, arrojarán datos de cómo se administraron los dineros públicos en cada uno de los programas, y cada quien habrá de responder por acción u omisión, en función de su accionar; en suma: también tendrán que hacerse cargo, mal que les pese.
La ciudadanía optó por un cambio y a la vista de los resultados, quedó muy claro que no le otorgó al Frente Amplio la posibilidad de un cuarto gobierno.
En heroica muestra de independencia y pese a todo el aparato estatal puesto a su favor, el Soberano se manifestó libérrimamente.
Se avecina la hora de actuar, con eficacia y eficiencia, con responsabilidad y en todo de acuerdo con lo expresado y acordado por la coalición de gobierno.
Se avecina un tiempo de esperanza, que todo nuestro país requiere, para lograr avanzar hacia un futuro verdaderamente promisorio, en libertad e inclusión social.