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Fronteras permeables

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Dinero K y otros...

@|Las muy recientes declaraciones del jerarca máximo responsable de la Dirección Nacional de Aduanas, dependiente del Ministerio de Economía y Finanzas no han podido ser más infelices y no se sabe por qué estado de somnolencia, muy poca repercusión han tenido. Como si los hechos denunciados y que habrían motivado la investigación administrativa a la que alude el alto funcionario, fueran tal vez de menor cuantía o irrelevantes. Al parecer sigue el predominio del “país del yo no fui” y los mecanismos de contralor, ejercidos para la preservación de nuestras fronteras y con ello el ejercicio del poder de imperio, sobre nuestras jurisdicciones pasa a ser una suerte de holograma que se corporiza o no, según sea la “cara del cliente” o la hora en que se pretende ingresar a nuestro territorio. 

Como ciudadano de a pie, confieso no haber escuchado antes que ahora la existencia de este puerto o atracadero de yates o embarcaciones de recreo muy próximo a Carmelo -harto conocido sin embargo por otras personas- entre ellas un empresario argentino que pese a tener su empresa de transporte aéreo, optaba por llegar a nuestro país por vía fluvial e ingresaba precisamente por ese pequeño puerto, por donde –oh maravillas de la falta de presupuesto o ingenuidad del subdesarrollo- habrían pasado mucho más que un bolso con miles de billetes de origen más que comprometido, provenientes de la vecina orilla, que sorteaban olímpicamente los controles y se reían de los máximos establecidos por nuestros legisladores para ingreso de dinero en efectivo a nuestro suelo.
Tampoco conozco cuántas entradas como éstas existen para ingresar al Uruguay. Ni cuáles son los registros que se llevan y a qué contralores se someten las embarcaciones o personas que en ellas llegan. 

Lo que queda en el común de la gente es esa sensación de “frontera permeable” nada menos que para este tipo de asuntos y sin embargo el rigor de la normativa cuando se pretende el ingreso de algo más de cinco kilos de alimentos… 

Bien decía un viejo adagio: “el derecho es como una telaraña que atrapa solo al bicho chico, pero deja pasar al grande” y es corriente escuchar el comentario de que esta Dirección pese a todas sus dependencias e infraestructura en vigilancia y operaciones, sólo atrapa hormigas, mientras pasan elefantes. 

Corresponde que alguien asuma la responsabilidad de su cargo de una vez por todas y que se garantice al Estado Uruguayo (que somos todos) un correcto funcionamiento apegado a la Constitución y a la Ley. 

Será la autoridad judicial quien en definitiva determinará la famosa ruta del dinero K en esta acertada reapertura de las investigaciones. 

De lo puesto en conocimiento público se desprende que es indudable que por nuestro país ingresó buena parte de esos dineros con la pretensión de lavar su origen, adquirir inmuebles, colaborar con campañas políticas, pagar favores y vaya a saber uno con cuantas finalidades más. Tendrá que investigarse hasta el fondo, sin aceptarse presiones de ningún tipo.

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