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Fondo de Solidaridad y Estado

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@|Hace años que pienso que el Fondo de Solidaridad es inconstitucional, porque cuando yo comencé la Universidad en 1975, la misma era gratuita.
Nadie me comunicó que luego iba a tener que pagarla por 25 años.
Pero además de tener que pagar algo que considero inconstitucional, tengo que lidiar con su ineficiencia y comodismo.

Tengo que comenzar mis trámites de solicitud de una jubilación de Industria y Comercio y ¡oh! sorpresa, además de haber aportado 30 años, tengo que estar al día con el Fondo de Solidaridad. Me pregunto porqué cualquier uruguayo puede jubilarse tranquilamente y los profesionales tenemos que entregar este comprobante; ¿será un tratamiento desigual? ¿Otra inconstitucionalidad?

Llamo al Fondo de Solidaridad y recibo solo un mensaje: "Por pandemia no se atiende". Ni por teléfono, ni por mail. ¿Será que como la Universidad está en cuarentena ellos también están encuarentenados? Pero sin ninguna justificación, porque podían atender por teléfono o por mail.

Entré por el sitio web: de los certificados no se hacen cargo: "Solicitar a la Caja de Profesionales”.

No entiendo porqué si pueden cobrar, ellos mismos no pueden dar certificados; otro ejemplo de comodismo a costa del aportante.

En la Caja de Profesionales me entero que por el artículo 3° de la ley 16.534 y posteriormente por la 19.535, los aportes a la Caja de Profesionales y al Fondo de Solidaridad son indivisibles. Otro abuso del Estado y del Legislativo. No encuentro racionalidad en que se enlacen los dos tipos de aportes que no tienen nada que ver. Uno es para la previsión social y el otro es para auxiliar a los nuevos estudiantes.

Me encontré entonces con un nuevo problema, porque estaba al día con el Fondo al que ya terminé de pagar porque ya aporté por 25 años, pero no con la Caja de Profesionales.

Encontré mucho apoyo en la Caja de Profesionales que me facilitó rápidamente la solución a mi problema de atraso.

Pero quiero hacer pública mi indignación por un Estado que no cesa de ponernos trabas y desgastar nuestra energía en problemas que no producen nada, ni dan ninguna satisfacción a la ciudadanía; cuando la razón de ser de dicho Estado es velar para que la ciudadanía tenga una vida mejor.

Además, el ensañamiento es casi siempre con la población activa que trabaja, no con la que no trabaja y vive de subsidios.

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