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Final de carrera

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@|El Sí no llegó a su objetivo y en consecuencia la LUC mantiene su integralidad, sin recortes ni tachaduras.

Sobre este resultado, la sobriedad del Presidente contrasta con la verborragia fuera de tono de quien aún no se dio cuenta de que el sombrero debe ser cambiado, por lo menos en tamaño y calidad.

Resaltan dos diferencias notables. Una, en cuanto al concepto de pueblo. Dos, sobre la capacidad de comprender el resultado.

Para el Presidente el pueblo es uno solo, y piensa al país como lo que es, uno e indiviso. Para el opositor (pensemos que confundido por la derrota) hay dos países enfrentados por lo que votan. Esto es más grave de lo que parece. Es la grieta que asoma en los dichos del perdedor.

Para el Presidente la ley cuestionada era gran parte de su programa de gobierno asumido por la Coalición que lo respalda como compromiso por el país. Para el contendiente era un retraso en el contenido y en la forma de lograr su aprobación. El domingo 27/3, ambas cosas fueron subsanadas por la ciudadanía y precisamente eso es lo que no apareció en ninguna de las palabras del contendiente. Sólo agitó el tema que lo desvela: ser parte del gobierno sin conceder ni un palmo de nada a justamente quien fue elegido para gobernar. Y eso sí es serio a la hora de analizar lo que nos deja el resultado.

El FA y sus aliados creen estar enfrentados al país que por cuarta vez, en poco más de dos años, reitera lo contrario a lo que cree este señor.

¿Radicalizar el futuro? Eso fue lo que pasó en los años 60-70 del pasado siglo. ¿No se entendió nada de ese desastre? Las sombras que se fueron a buscar para intentar la victoria parece que aún hoy y con las experiencias vividas intentan aventuras peligrosas.

Sería deseable que se piense un poco más en todo el país y no en una chacra que no será más que eso. ¿No les parece?

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