@|El uruguayo promedio se caracteriza por no llegar nunca en hora a una reunión, al menos llega entre 15 y 30 minutos después. Con el tema de la vacuna este paradigma ha cambiado.
Cuando se agenda el sistema le indica día y hora a la que debe estar en el lugar donde lo van a vacunar. Ese día llegando 5 minutos antes entra tranquilamente, porque está todo programado para ingresar por tandas y el personal tiene registro de quienes van a ingresar en dichas tandas; es decir nadie puede colarse.
En este caso, el uruguayo teme el clásico garroneo, propio de la impronta de la mayoría, y por eso llega hasta con una hora de antelación provocando grandes e innecesarias aglomeraciones, ya que se convoca a ingresar sólo a quienes se agendaron a hora determinada.
Es lamentable que en un momento que nos piden no aglomerarnos la gente, por idiosincrasia, prefiera estar parada una hora esperando apretada con otras personas y seguro mandando fotos y comentando en cuántas redes sociales hay, las dificultades para vacunarse. Que no existirían, si se respetara la consigna indicada por la aplicación.