@| La actitud del Frente Amplio y del Gobierno respecto del Gral. Guido Manini Ríos es de un cinismo que espanta. Porque Manini Ríos es un producto netamente frenteamplista, aunque ahora quieran hacernos creer otra cosa. En efecto, el 1 de febrero del 2015, el presidente José Mujica, acompañado de su gabinete, imponía en su cargo de Comandante del Ejército al Gral. Manini Ríos, atendiendo la recomendación de su ministro de Defensa Fernández Huidobro, de quien luego sería su hombre de confianza.

Asumida la presidencia por el Dr. Tabaré Vázquez, el Gral. Manini continuó en el ejerció pleno de su cargo, hasta el 12 de marzo de este año cuando repentinamente dispuso su cese. Hasta ese momento habían pasado cuatro años y nadie en el Frente Amplio ni en el Gobierno levantó su voz para imputarle siquiera la sombra de una sospecha sobre sus convicciones democráticas y su integridad personal. Pero ahora, a raíz de un episodio menor montado por la Presidencia y la Fiscalía, se armó contra el Gral Manini una embestida desleal y cínica, con los habituales calificativos que la izquierda fascista uruguaya –y la internacional también- lanza sobre quienes piensan distinto.

No obstante, es ya una verdad histórica que el encumbramiento del Gral Manini es obra exclusiva del Frente Amplio, de Mujica y del Fernández Huidobro, quien reventaba los cielos teniéndolo a su lado, hasta el mismo día de su muerte. Es decir, el Frente Amplio levantó el pedestal que serviría luego de plataforma para el despegue político de Manini Ríos quien, con una personalidad de singulares relieves, llegaría a ser el líder de un partido político de proyecciones incalculables.

Acusarlo ahora de “esto y aquello y lo de más allá”, incluyendo los siempre presentes derechos humanos, es de una deshonestidad total. Pero tratándose de la autodenominada “izquierda”, el fin siempre justifica los medios, aunque queden por el camino jirones de dignidad y de respeto por la verdad.