Publicidad

Se extraña Pluna

Compartir esta noticia

@|En las últimas semanas hemos presenciado los denodados y loables esfuerzos desarrollados por el Gobierno Nacional y la Cancillería en la Operación Todos en Casa, para lograr el retorno de todos los compatriotas varados por el mundo como consecuencia de la pandemia global del COVID-19, haciendo uso de los escasos recursos operativos de la Fuerza Aérea Uruguaya con el Hércules C-130 o el avión Embraer Brasilia, o en otros casos negociando vuelos especiales con otros países interesados en rescatar a sus conciudadanos en Uruguay.

Estas escenas de emoción y de reencuentro de muchos compatriotas que necesitaban volver urgentemente a nuestra patria, nos llevó a recordar los hechos del día 5 de julio de 2012, cuando por oscuras razones nunca aclaradas, el Gobierno de la época presidido por el Sr. José Mujica, decidió intempestivamente cesar las operaciones de Pluna, nuestra línea aérea de bandera y una empresa en marcha, que con altos y bajos, durante 76 años conectó a Uruguay con el mundo, ganó una buena reputación de calidad, seguridad y servicio entre los usuarios y formó una experiencia técnica única en la industria aerocomercial Uruguaya .

Hasta marzo de 2005, Pluna contaba con una flota de 7 aviones, entre ellos, dos de mediano y largo alcance con capacidad combinada de alrededor de 470 asientos.

¡Cuántos uruguayos podríamos haber repatriado en estos días de emergencia global!

Desde esa época, comenzó un proceso de deterioro que termina con la privatización del 75 % del capital de la compañía a un ignoto grupo, Leadgate, con escaso o nulo reconocimiento aeronáutico y un plan poco creíble de negocios. Entre otras, las consecuencias de este equívoco son la pérdida de conectividad que todos sufrimos con frecuencias mínimas y precios astronómicos, como por ejemplo en el casi inexistente puente aéreo con Buenos Aires que nos obliga a viajar en barco a esa ciudad, y la caída de pasajeros en el Aeropuerto Internacional de Carrasco que sólo en 2017, pudo sobrepasar el máximo anterior de 2011.

El resto ya lo sabemos, un extraño remate, el “caballero de la derecha”, una foto de un periódico que nos mostró lo que no se decía, dos funcionarios procesados, subsidios y publicidad a las compañías aéreas para que vuelen a Uruguay y la cuenta que estamos pagando hasta el día de hoy, por aviones que otros compraron, todos nosotros pagamos y ni siquiera podemos usufructuar.

El nuevo gobierno tiene entre sus prioridades mejorar la inclusión de Uruguay en el mundo, con acuerdos comerciales que permitan que nuestros productos lleguen a más países en condiciones más ventajosas. Abrirse al mundo, aprovechar oportunidades de comerciar más y mejor, son condiciones esenciales del desarrollo económico del país, que deberá ser acompañado de otras políticas como incentivos a la innovación, a la inversión extranjera y hacer que sea más fácil para extranjeros y emprendedores, llegar, conocer e instalarse en Uruguay.

Mucho se habla en estas épocas del milagro de Singapur, una pequeña isla en el Sudeste Asiático del tamaño del departamento de Montevideo, rodeada de dos países grandes y muchas veces no amistosos como Malasia e Indonesia; y nos maravillamos al ver las imágenes del Marina Bay Sands con su piscina suspendida o la Fórmula Uno recorriendo las calles del distrito financiero, mezcla de tradicionales edificios de la época colonial inglesa con modernos rascacielos vidriados que desafían la imaginación.

¿Acaso sería posible si la conectividad de Singapur estuviera en las manos de las compañías aéreas de sus vecinos de Malasia o Indonesia?

Es hora que el Uruguay decida una política de largo plazo que incluya recuperar nuestra soberanía aerocomercial, negociando políticas de cielos abiertos y brindando las condiciones para que capitales privados asociados a los principales operadores globales se puedan instalar y desarrollar exitosamente en nuestro país.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

plunaMujicaemergencia

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad