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¿El exceso de protocolo contribuye?

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@|Como todo en la vida el exceso ni ayuda ni sirve. En el caso de los protocolos ante la actual pandemia pasa lo mismo.

Oportunamente y como funciona en varios países, el nuestro fue aplicando diferentes protocolos con recomendaciones y enseñanzas que nos permitían aprender sobre cómo cuidarnos y cuidar a los demás y de esta forma generar hábitos saludables.

Luego de las primeras semanas de "cuarentena" donde la inmensa mayoría se quedó algunas semanas en sus hogares, y a efectos de reactivar la economía, el gobierno fue sacando otro tipo de protocolos a modo de guía; de lo mínimo que se debía hacer para que funcionarios públicos, comerciantes, empresarios, iglesias, teatros, cines, colegios y hasta el fútbol supieran cómo proceder.

Estos lineamientos debían ser bajados a tierra en cada lugar adecuando la realidad laboral/estudiantil/religiosa o deportiva de forma de que se mantuviera acorde al documento primario.

¿Cuándo se vuelven demasiado?

Cuando existiendo para cada área comienzan a no cumplirse; cuando en un espectáculo público se junta más gente de la que puede ir; cuando en un acto político (del gobierno o la oposición) no se mantiene el distanciamiento ni se usa tapabocas; cuando quienes convocan a las marchas acatan un día y al siguiente se juntan sin ningún cuidado; cuando en tu trabajo en definitiva terminas siendo de los pocos que usan tapabocas; cuando entras a un comercio bajo pena de que no te dejen hacerlo por no tener el tapabocas y quien te atiende no lo usa; o cuando en un partido de fútbol los jugadores que juegan tienen Covid-19 o son casos sospechosos, y en vez de estar en sus casas, están en una cancha.

Ahí es donde los protocolos se vuelven excesivos, no contribuyen a nada y pierden su valor.

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