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Evaluación educativa

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@|La Ley General de Educación 18.437 de fecha 12 de Diciembre de 2008, permitió instituir el INEED (Instituto Nacional de Evaluación Educativa) que es una institución pública no estatal, vinculada al Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Educación y Cultura en el año 2012.

Entre sus cometidos, no resulta menor destacar que apunta a evaluar la calidad de la educación en el Uruguay a través del planteamiento de líneas de investigación, para de esa manera contribuir al derecho a la educación de los educandos, así como difundir el cumplimiento de metas, propósitos y objetivos.

El programa ARISTAS pretende evaluar cada tres años los logros y aprendizajes de los alumnos en lenguaje y matemática.

La primera evaluación se realizó en 2017 y lo que motiva nuestra opinión, se relaciona con la realizada el año pasado 2020, que tomara estado público hace pocos días. Se realizó en forma virtual, en alumnos de tercer y sexto año de Primaria y dejó al descubierto que pese a la especial situación sanitaria, los resultados obtenidos no muestran un empeoramiento con respecto a la anterior evaluación.

Aunque triste es destacar que, según lo que expresaron sus autoridades, los mismos ya eran “bajos y muy desiguales”, lo que se expresa en iniquidades que debieran subsanarse. Y ello supone para nuestro país un desafío, ya que implicaría poder salvar una brecha o grieta que se manifiesta entre los alumnos, según sea el contexto socioeconómico al que pertenecen.

Preocupa además fortalecer no sólo la enseñanza del lenguaje, sino también la comprensión lectora, para que los educandos y futuros ciudadanos puedan interpretar con sus palabras el texto que leen, más allá de la lectura lineal.

Quedó al descubierto además, la brecha educativa de la que hablamos, ya que más del cinco por ciento de los alumnos de contextos menos favorables, no asistían a la escuela sobre el fin del año y en cambio, entre los alumnos de contextos muy favorables, esa ausencia se redujo al uno por ciento.
Triste es comprobar entonces que quienes menos asistían eran los alumnos más vulnerables. Ello también se observa si comparamos la asistencia a los centros privados con respecto a los públicos.

Del mismo modo, los niños de contexto socioeconómico bajo, muestran peores niveles de habilidades para relacionarse con los otros y menores niveles de contención, tanto a nivel de autocontrol como de regulación emocional.

Sin dudas éste también es uno de los desafíos que tendrán que encarar las autoridades.

Preocupan los resultados dados a conocer, atento a la constatación que se señala, ya que al persistir las iniquidades que se mencionan, será muy difícil lograr una auténtica inclusión social que conforme una sociedad más justa, en la que la igualdad de oportunidades habilite a obtener los mejores logros, basados en la superación por el esfuerzo.

Luego, según la expresión del constituyente, los “talentos y las virtudes” de cada uno, serán los encargados de hacer la diferencia.

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