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Escuela rural N° 9

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@|A 100 años de una singular presencia arquitectónica.

Un 28 de noviembre pero de 1921, se inauguraba el emblemático local de dos plantas de la actual Escuela Nro. 9 “Mtro. Gregorio Migues Vieyte”; hoy por hoy, se constituye en un edificio que se distingue en el acervo patrimonial de la localidad de Juanicó. El edificio está ubicado sobre la vera oeste de la vía férrea y frente a la Estación de trenes de dicho centro poblado. Fue donado al Ministerio de Instrucción Pública por el productor juanicoense Alfonso Seré Martirena.

El local escolar pasaría a albergar a las distintas generaciones de juanicoenses, pues desde 1922, la Escuela Nro. 9, pasó a funcionar en el predio que donara su benefactor, el Sr. Seré. Un siglo de labor educativa en esa aula que, con el devenir del tiempo, el centro educativo demandó la construcción de nuevas instalaciones ante el crecimiento de la matrícula escolar.

Durante los primeros años, la planta baja fue utilizada como aula, mientras que el piso superior alojaba al maestro director y su familia. Fue con el paso del tiempo que la planta alta adquirió la condición de aula hasta convertirse –a finales del siglo XX- en un sitio para el espacio recreativo de los escolares.

Si de manera abstracta lográramos sustraer ese edificio y colocarlo –repito, imaginariamente- en un lugar distante al que fuera emplazado hace 100 años, quienes han conocido nuestro pueblo, fácilmente lo distinguirían como esa particular unidad edilicia bien representativa de nuestra localidad de Juanicó.

Todos quienes hemos pasado por sus instalaciones, siendo docente o alumno (o en ambas condiciones, cada una en su tiempo), atesoramos en la retina imágenes que registran recuerdos del pasaje por el centenario edificio.

A 100 años de su inauguración, su estado de conservación se mantiene incólume al paso del tiempo y ello ha sido gracias a la gestión responsable de trabajos para su mantenimiento que se han realizado en distintas épocas.

No hace mucho tiempo y con el advenimiento del proyecto del Ferrocarril Central, se barajó la posibilidad de mudar el local escolar. La iniciativa tuvo la acertada resistencia de la comunidad, fundando sus argumentos en el valor patrimonial de la Escuela.

A poco de cumplirse el Sesquicentenario de Juanicó, celebrar este acontecimiento particular nos genera una particular sensibilidad por ese edificio representativo de Juanicó, que goza de un impecable estado edilicio y sigue cumpliendo esa labor para la cual fue concebido hace cien años.

La memoria local sólo trasciende en el tiempo si asumimos el compromiso en la defensa y cuidado del acervo histórico y patrimonial para que las generaciones futuras disfruten –como nosotros- del rico legado de Juanicó.

Que esta fecha nos lleve a interpelarnos sobre la importancia de ciertos sitios o edificios que representan una parte relevante no sólo de la historia local sino del presente y del mañana en nuestro terruño. Porque la misión de la historia como ciencia es esa: echar una mirada atrás, reconocer de dónde venimos para saber –con certeza- hacia dónde vamos.

Como ex alumno y ex docente, nuevamente: ¡Gracias Escuela!

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