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Esclavos de nuestras palabras...

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@| Cuántas veces es mejor callar que decir algo que nos puede comprometer en serio.

Hoy escuché una mini entrevista en el noticiero al Sr. Miranda, presidente del Frente Amplio, en donde el periodista le preguntaba con insistencia si “Gucci si, Gucci No” y el Sr. Miranda, con muy buen tino, le respondía que esto no era un tema importante, que su foco estaba puesto en ayudar a redondear el programa de su fuerza política ante los desafíos de la próxima elección, etc.

Pero, ante la nueva carga del entrevistador, el Sr. Miranda respondió algo así como “que estaba bien acercar figuras populares para sumar”, pero que “había que mirar bien a quien se convocaba”.

Conclusiones de tan desafortunada respuesta: ¿acercar figuras populares para sumar? ¿Esto sería ir a la “pesca” de votos a cómo dé lugar? Buscar a los más capacitados para conducir los destinos del país, no, ¿verdad?

Realmente creo que esto debe de haber dejado a la audiencia más que azorada, ¡desolada!

Por otra parte, al decir que hay que mirar bien a quién, ¿no está el Sr. Miranda desde el vamos haciendo un juicio de valor negativo hacia el Gucci?

Al Sr. Gucci lo he escuchado decir en estos días que se plantea usar la vía judicial para defender su nombre, de lo que depende, entre otras cosas, su trabajo y fuente de ingresos. Pues creo seriamente que llegado este punto, debería hacerlo puesto que ha sido manoseado una y otra vez públicamente. No conozco a este Sr. ni he estado en fiestas por él animadas, pero no esta bien destruir el honor de las personas que, además, ya han sido juzgadas y sobreseídas.

Por supuesto, jamás apoyaré violencia alguna hacia nadie pero me resisto y me resistiré por siempre a aceptar como normal este “picadillo “ mediático que se hace de las personas.

Y volviendo al tema del título de mi reflexión, “somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios”, sería bueno también hacer pensar bien lo que se dice. O no hemos quedado todos (yo si, seguramente) shockeados ante la respuesta de un Sr. de la talla de Plácido Domingo, denunciado ahora frontalmente por acosos varios ocurridos mucho tiempo atrás, diciendo que en esa época las cosas se vivían de otra manera.

¿Por qué se aceptaban calladamente y no se denunciaban? ¡Horror!

Salvando las distancias por la gravedad de los hechos que involucran al Sr. Miranda y al Sr. Domingo, callémonos a tiempo o... sigamos dejando ver todas las cartas en lo que a política se refiere.

El electorado agradecido, ¡sabrá y podrá votar mejor!

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