@|Cuando recibí la noticia de que nuestro Presidente estaría en TN, no dudé en escribir a todos mis contactos para que lo vieran.

En verdad no sabía qué iba a pasar, no sabía qué preguntaría Leuco y mucho menos lo que contestaría Lacalle Pou. ¿Pero sabes qué? Me sentía confiada, me siento confiada.

Hemos tenido tiempos duros en los cuales quisimos desaparecer de la faz de la tierra; hemos sentido vergüenza por el vocabulario, el desprecio, la desprolijidad y la altanería. Hemos sido testigos de posturas estatales obsecuentes con discursos flacos, raídos, oxidados y permitidos. Hoy podemos estar o no de acuerdo en un 100% con el manejo del gobierno nacional, pero sabemos, en las fibras más íntimas, que podemos confiar, confiar en que se hace lo que se dice, que se hace con trabajo, con sacrificio y con amor.

Me duele la Argentina, me duele su propio dolor, su gente, su falta de esperanza y su elevado nivel de desparpajo político. Todos los periodistas argentinos estarían envidiando a Leuco en una entrevista abierta, legítima, sin temas pactados o lugares oscuros adonde no se puede llegar.

Creo que los uruguayos hemos tenido por fin el gobierno que nos merecemos, sin alardear con cursos de lenguaje inclusivo, haciendo culto del trabajo, el ahorro, el ingenio. Ayudando a todos sin utilizar las debilidades de nadie, tomando en serio el Hacer y dejando de lado el solo Decir. No sabemos lo que va a pasar mañana, no tenemos claro cómo el mundo va a salir de toda esta pandemia endémica que amenaza con cambiarlo todo. Pero una cosa es segura y no es poco, tenemos un gobierno presente, un Presidente que se mueve y quizás nos permita volver a confiar en una clase política en la que ya no creíamos y que por ende se sume y nos sume en un pacto de credibilidad mutua del cual no queremos salir.