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La enseñanza y la evolución

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@|Al parecer se acabó el recreo, hay que retornar a clase, pero en el horizonte ya está la tormenta antes de comenzar: los paros decididos para la instrucción pública.

La enseñanza estatal fue y es la más expuesta. Donde la pérdida de horas y días de clase van en detrimento de los alumnos. Por ende, pierde el país, todo. El alumnado, medido en miles, quedan cautivos de los sindicatos. Los que inutilizan, no sólo las clases y su relacionamiento social, sino también, el sustento que reciben. Las complicaciones para las familias, a quienes se frustra de trabajar. Una cadena de pérdidas.

Los hechos de los últimos años demuestran la gravedad, constatados en los resultados desastrosos, los números no mienten. Pierde el país, los padres, los niños, la comunidad que es quien aporta cuantiosas sumas que se van a los pantanos de los paros, vedando el aprendizaje del futuro trabajador, es decir comprometen al país futuro, con la vorágine ya en curso. Además, quienes viven del sustento del Estado, sin contraprestaciones, deben comprender que la situación no es eterna y sus hijos, al faltar a clase, se suman a la pérdida constante de valores y un futuro mejor, para sí y la sociedad que les ampara ¿No es que queremos el progreso? Para eso, hay que estudiar.

Por lo tanto, los padres, los núcleos familiares, ¿han entendido qué es lo que se provoca y quienes pagan las consecuencias? No hay enfermedad crónica más grave que la ignorancia. La cual alimentan con cortes de clases. Donde su continuidad señala el camino para obtener la pobreza mental.

Todos estamos involucrados en esta demencia de unos pocos, al atacar las bases de la formación de niños y jóvenes. Situación enraizada y en crecimiento. Donde el pueblo no juzga a cabalidad la realidad, donde él, padres, madres, tíos, abuelos están todos involucrados. Siendo quienes realmente deben reclamar a las autoridades, decir ¡basta! Póngase orden y respeto, el pueblo aprueba.

¡Apostemos a los intereses del hervidero estudiantil rehén y digamos No!: los niños van a las escuelas y las clases se imparten. Entendamos que no es sólo dinero perdido, es mucho más, son los valores intrínsecos, el germen de los orientales.

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