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A 600 días

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El gobierno tiene el pueblo que no merece

@|Sabemos que en algo menos de 600 días tendremos un nuevo gobierno, no sabemos de qué color será. 

Si nos guiamos por las encuestas, bastante erradas últimamente, dos partidos tienen chance de triunfar: el Frente Amplio y el Partido Nacional.

Éste último tiene seis candidatos, cuatro muy conocidos y dos no tanto. La novedad es la aparición de una mujer, Verónica Alonso, escindida de Alianza Nacional y un grupo de Intendentes, también escindidos de Alianza Nacional, que van por la presidencia. 

Por el Frente Amplio aún no sabemos quién o quiénes se habrán de postular. Daniel Martínez es un candidato puesto por el socialismo, por muchos votantes, por el periodismo y está muy bien posicionado en las encuestas. Quien aún no lo avala es Mujica y ya le empezó a encontrar defectos y a tirarle nombres (miguelitos) en el camino. Pero el tema en la fuerza política que nos gobierna es saber si Mujica será o no candidato. En reiteradas oportunidades a dicho que no lo será, pero también dijo que dejaría la banca junto con su compañera y ahí están los dos. También ha dicho que su edad y su salud no están para “estos trotes”, que hay que buscar renovación, algún candidato independiente y bla bla bla. Lo que no nos dice es que su vanidad no le permite bajarse definitivamente, que al no tener la seguridad de ganar no quiere jugarse y que le pegó fuerte una encuesta realizada entre frenteamplistas que le da a Martínez un 46% y a él un 14%. Esto lo ha hecho pensar y malhumorarse en declaraciones públicas donde poco menos a defenestrado a otros candidatos y sectores. 

En otros años, la palabra de Tabaré Vázquez hubiera sido solicitada, respetada y acatada. El presente nos muestra que no sólo ha perdido autoridad dentro de su fuerza política, aunque ahora es independiente, sino que también ante la ciudadanía, por lo menos en su inmensa mayoría. Como se dice habitualmente “se lo ha dejado de ver en los lugares que frecuentaba”, no más ruedas de prensa, no más cabildos abiertos, no más discursos demagógicos, mucho menos inauguraciones, ni siquiera actos públicos e incluso faltó a encuentros que tenía agendados con representantes internacionales. El entredicho con un colono y la inacción de su gobierno lo han llevado a un retiro espiritual que a todos nos trae serias consecuencias. No porque él participe de la elección de un candidato, sino porque mientras llega el nuevo gobierno aquí no pasa nada. O lo que es peor aún, sigue todo en caída libre y nadie hace nada. 

La educación discute por túnica verde o blanca; la inseguridad ni siquiera se discute mientras se ve una comisaría vacía y, según datos muy recientes, el robo de automóviles aumentó un 50% en el primer semestre del año. Los homicidios dejan de ser noticia, no porque se hayan dejado de cometer sino porque ya son diarios. La inflación sube, el desempleo sube, la reactivación es muy baja, la inversión es nula, la nafta sube, la luz se corta, el agro se cae a pedazos y dale que va… 

¡Cómo es posible que siendo tan poquitos no podamos vivir mejor, sin grandes sobresaltos! ¡Cómo es posible que habiendo tanta gente capaz nos hagan tener una vida como la de hoy donde se aconseja no ser universitario para ser presidente o legislador! ¡Cómo es posible que vayamos a estar dos años discutiendo candidatos en lugar de colocar gente idónea para realizar las gestiones públicas! ¡Cómo es posible que a los extranjeros les demos todo para que vengan a invertir y a los uruguayos les saquemos todo para solventar un Estado monstruoso e ineficaz! 

Tantas cosas que parecen irreales suceden en Uruguay y entre ellas, buscar un candidato para gobernar dentro de 600 días un país que será seguramente muy diferente al de hoy. 

Cada pueblo tiene el gobierno que se merece, según dicen, pero este gobierno tiene el pueblo que no se merece.

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