@| Sin perjuicio de sus desalentadores, innumerables y reiterados desaciertos, si algo faltaba para desvincularme de la fuerza política en la que modestamente participé y apoyé desde aquel histórico 1971, han sido las últimas declaraciones públicas de la actual titular del Ministerio de Educación y Cultura. Impropias de su investidura, generadoras de grieta social, carentes de sólida fundamentación política, contaminantes de relaciones humanas solidarias y pacíficas y reveladoras de inferior nivel cultural. Conducta que, como la de algunos otros "compañeros" que han detentado poder político en los últimos quince años, es absolutamente opuesta y contraria a los principios y bases fundacionales de aquel instrumento de cambio llamado Frente Amplio, que bajo el liderazgo del General Seregni muchos uruguayos nos comprometimos a respetar y cumplir.

Pasado el tiempo: ni respeto, ni cumplimiento.