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Desmanes en la rambla

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@|Recuerdo, cuando era niño, que mis padres me inculcaron, entre otras muchas cosas, el respeto.

El respeto a las personas, el respeto a las autoridades, el respeto a la propiedad ajena, en fin, el respeto en toda la extensión de la palabra.
En mi cuadra, nos juntábamos muchos chiquilines y nos pasábamos la tarde jugando al fútbol en la calle, pero lo hacíamos después de la siesta, ya que los vecinos tenían derecho a descansar. Un día, uno de “la banda” rompió un vidrio de una casa, y como no podía ser de otra manera, su padre pagó por ese vidrio.

Hoy vemos que, ya no los niños, sino los jóvenes (tanto mayores como menores) que van a la rambla a pasar un momento agradable de música y amigos, terminan rompiendo todo lo que encuentran a su paso. Volquetas, vidrios de autos, vidrios de edificios, destrozan jardines, veredas, agreden a las autoridades… y mi pregunta: ¿nadie paga lo que rompieron…?

Ahí está el mayor error de la Justicia.
Cuando alguien rompe o quema un contenedor, que es de todos, que lo pague.

Si el joven no tiene trabajo, que lo paguen sus padres. Si tampoco estos lo pueden pagar, la Justicia, como medida alternativa, debería darle una pena de ir a trabajar a la Intendencia, para reparar ese contenedor que rompió y otro más. Si reincide, que repare cuatro y si sigue en la misma, 6 meses de prisión reparando contenedores dentro de la cárcel. Capaz que se le van las ganas de quemar contenedores.

Lo mismo los que rompen todo lo que encuentran a su paso, que paguen o que trabajen para pagar todo lo que rompieron.

Por ahí, capaz que no les quedan más ganas de romper nada.

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