@|Hace pocos días a mi esposa le robaron la cartera, al día siguiente con particular violencia, hicieron lo mismo con nuestra empleada doméstica que sufrió heridas afortunadamente leves, a nuestra hija, le rompieron el cristal del auto para robarle una serie de enseres y a nuestra nuera, a punta de cuchillo, también le sustrajeron varios efectos, en particular, su cartera.
De estos cuatro delitos se denunciaron sólo dos, el de mi esposa y el de mi nuera porque necesitaban la constancia para poder solicitar duplicado de los documentos de identidad, licencia de conducir, etc. que le fueron sustraídos.
Estos hechos no se produjeron en el barrio Borro ni en Cerro Norte, tuvieron lugar en Punta Carretas, Buceo y Carrasco, lo que indica claramente que toda la ciudad de Montevideo puede ser objeto de estos actos de delincuencia. Pero este tipo de situaciones se dan también en otras zonas del país, lamentablemente, en muchos casos, con personas asesinadas o gravemente heridas.
El Director Nacional de Policía, Mario Layera, ha dicho que de seguir así nos podemos transformar en países como El Salvador y Guatemala, pero luego, siguiendo la doctrina impuesta por el ex Presidente Mujica de “cómo te digo una cosa te digo la otra”, rectificó sus dichos.
Lo cierto es que los índices de delincuencia en el Uruguay han alcanzado cifras inaceptables. Que Buenos Aires, cuya población tiene características muy similares a la nuestra, ofrezca un índice netamente inferior, es un indicativo claro de cómo estamos. El hecho de que en la ciudad de Nueva York, con 8 millones 600 mil habitantes, este año, se vayan a cometer menos homicidios que en el Uruguay, tiene que ser un potente llamado de atención para nuestras autoridades que siguen insistiendo con las causas sociales y discutiendo sobre el sexo de los ángeles, cuando lo que corresponde ahora es apagar el incendio…
En términos futbolísticos, ya que estamos con el Campeonato del Mundo de este deporte, con el director técnico del equipo que debe garantizarnos la seguridad, ya nos fuimos a la B. Si las autoridades no toman, sin dilatorias de clase alguna, medidas radicales, que incluyan el despido del entrenador y la designación de uno mejor preparado, en cualquier momento, bajamos a la Extra.