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La cultura en Montevideo

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@|Días pasados volví a pasar por la Avda. Dr. Américo Ricaldoni, y volví a ver frente a la residencia del Embajador de Gran Bretaña la triste “lápida”, cada vez más deteriorada y oblicua, que quedó tras el robo del busto de Shakespeare, ocurrido décadas atrás.

Shakespeare fue uno de los símbolos de nuestra cultura, y el homenaje que significaba su busto en la Avda. Ricaldoni era un mérito y un honor para la ciudad. Las obras de Shakespeare tuvieron excelsas traducciones a nuestro idioma por parte de autores uruguayos de la talla de Idea Vilariño, Circe Maia y Amir Hamed. Pero no se puede olvidar que fue de “La Tempestad” de Shakespeare que José Enrique Rodó obtuvo parte de la inspiración para escribir “Ariel” y “El Mirador de Próspero”.

Quien robó ese busto (sea un coleccionista psicopático o, más plausiblemente, alguien para quien ese busto no era más que una masa de metal susceptible de ser vendida), también parece haberle robado a Montevideo la responsabilidad de ser tenaz en su justa decisión de homenajear, en un espacio público, a una de las más grandes figuras de la literatura universal.

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