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El covicho y la "kultura"

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@|La población nacional ha asumido una correcta actitud ante la situación sanitaria presente, a pesar de las acciones negacionistas y de otra índole husmeando entorpecer las medidas adoptadas.

Ahora, es interesante atender a quienes se niegan a vacunarse, expresando miedo a ello y quienes no han concurrido a recibir la segunda dosis; incorporados a franjas etarias de menor edad, quienes no se han preocupado en hacerlo. El conjunto de procederes, de corte negativo, contiene aspectos serios a considerar. Situaciones carentes de lógica.

Habiéndose explicado al hartazgo, a través de múltiples y diversas explicaciones vertidas por un elenco de personas de heterogéneos espectros (político, social, académico), corroborando los beneficios de la vacunación; sumado a lo expuesto fuera de fronteras, así como los resultados de países que ya han completado el ciclo, con millones de casos, e ínfimas complicaciones, irrelevantes ante el número de afectados. El conjunto referido, conlleva a calificar el hecho que atraviesa Uruguay como grave. El cual se inicia a nivel cultural, resultado de la decadencia formativa durante decenas de años, plasmadas en mediciones y no meras suposiciones.

Esta “kultura”, está enraizada en el comportamiento de estas personas que niegan la realidad; no siendo posible, para ellos, obtener un grado de comprensión sobre la información que avala el proceder ante la pandemia.

Solo así es posible descifrar a quienes dicen “yo sé de un caso” o “a mí me dijeron”, expresiones difundidas por juglares, quienes continúan enrareciendo el ambiente, tentando a ser escuchados por sujetos de ínfimos niveles de entendimiento.

El problema persiste y lleva a prender los motores en el país de Varela, a fin de revertir este flagelo. La gravedad de la situación lleva a considerar que no se puede continuar con paños tibios y llegar a lo que necesita a gritos el país: cultura.

Quienes no deseen entender el problema, dejen a los que saben que lo hagan, no entorpezcan, no hagan paros. El país va a crecer a pesar de esos individuos.

Esto lleva a la imperiosa necesidad de hacer y cumplir, sin trabas ni demoras, los preceptos básicos de la democracia. Dar fin a los resultados de hoy que se tiene que vivir y exponen a las generaciones futuras.

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