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Coronavirus una oscura pandemia, pero también una oportunidad

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@|En este siglo XXI, los seres humanos nos hemos acostumbrado a un ritmo de vida con una alta sobre exigencia.

Dejamos relegada la vida personal a un segundo plano. Queda escaso tiempo y de mala calidad para nuestros principales afectos que son, en definitiva, los que sustentan el equilibrio emocional y dan razón de vivir.

La pandemia que padecemos ha obligado a la mayoría de las personas a permanecer en sus casas las 24 horas. Se está dando en los hogares un redescubrimiento de los seres más cercanos con un inevitable intercambio directo potencialmente muy fructífero.

La cuarentena impuesta por la realidad del Coronavirus, con cierre de industrias, ha liberado al medio ambiente de muchas de nuestras agresiones cotidianas. Hay reportes de la mejoría de la contaminación de las aguas en lugares alejados y muy distantes entre sí del planeta. Se ha informado el retorno de animales a acuíferos; la disminución del smog en ciudades y la mejora del efecto invernadero.

El desarrollo de la humanidad ha puesto como centro a los que ostentan poder económico o político.

Hoy, en todo el mundo, se hacen homenajes masivos y espontáneos al personal de la salud (médico y no médico), y a todos los que cumplen con un servicio a la comunidad.

El sistema político económico del planeta oscila entre el capitalismo salvaje y el populismo desbastador. Ambos generan el perjuicio mayor en los sectores más vulnerables.

Los políticos uruguayos se han unido para enfrentar una crisis inédita: una pandemia funesta asociada a una economía estancada.

Las primeras medidas económicas han sido de apoyo neto a los sectores más vulnerables. Sin demagogia con potenciales consecuencias dramáticas a mediano y largo plazo.

Dicen que las crisis sacan lo peor del ser humano. No obstante, hay ejemplos en nuestro país y en todo el mundo de gente de otras actividades no involucradas directamente en el tema, que se ofrece voluntariamente a colaborar. Así como héroes anónimos. Hay empresarios que sustentan con sus propios recursos para que no caigan PYMES o empleados y vecinos que se encargan de atender a gente mayor.

Hoy la norma no escrita es te doy si me das a cambio, con el menor compromiso.

Soy médico. Nunca estuve más orgulloso de tener esta vocación a la que le dedico mi vida. Los que hoy más arriesgan son los clínicos, y el personal no médico de la salud. Trabajan en las puertas de los hospitales, internaciones y yendo a domicilios. Es gente con familia, comprometida que cumple su tarea con responsabilidad, entusiasmo y humor. Y en silencio.

Ha empezado la baja de colegas en el frente de batalla, por la obligación de hacer cuarentena. Para levantar el ánimo, se comienza el día (antes de ver pacientes) con algún chiste. Parafraseando al Martín Fierro: “No pregunto cuántos Coronavirus son, sino que vayan saliendo a pelear nomás.”.

Superada la pandemia: ¿la sociedad y todos nosotros no deberíamos cambiar la forma cotidiana de vivir?

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