Publicidad

En la Constitución

Compartir esta noticia

De la seguridad ciudadana

@|La Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU, declara en su artículo 3, que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. 

La Constitución de la República Oriental del Uruguay, establece en su artículo 7, “Los habitantes de la República tienen derecho a ser protegidos en el goce de su vida, honor, libertad, seguridad, trabajo y propiedad. Nadie puede ser privado de estos derechos sino conforme a las leyes que se establecieren por razones de interés general”. 

La Base Programática del Tercer Gobierno del Frente Amplio campaña 2015-2020- Capítulo VI - E –“Convivencia y Seguridad Ciudadana”– dice: “El Frente Amplio priorizó la seguridad pública en la gestión de gobierno”, planteando diversas estrategias para cumplir esa meta. 

Al incesante aumento de la inseguridad ciudadana en nuestro medio le han atribuido muchas causas, no sabiendo a ciencia cierta cuál de ellas o todas en conjunto provocan que esta situación esté en constante crecimiento.
Mientras los analistas y versados en estos temas tratan de llegar a una conclusión en ese sentido, ocurre otro fenómeno al cual no se le da tanta difusión pero es de igual o mayor importancia que la determinación de las causas de esta problemática. 

Se trata del gran daño emocional que a los uruguayos nos causa el constante miedo y nerviosismo ante la sola idea de ser vandalizados, habiendo muy pocos de nosotros que no hayamos sufrido en carne propia o escuchado de alguien cercano, algún relato al respecto. 

La conducta y los hábitos de los uruguayos han cambiado de mil maneras en el diario vivir, tomando una actitud de prevención que de alguna manera nos condiciona a estar en alerta permanente. Este temor provoca aislamiento sobre todo en las personas mayores, que ven en su casa un refugio donde protegerse, para evitar cualquier situación de peligro.
Este cambio de actitud también nos lleva a estar más irascibles, inquietos, no logrando la tranquilidad en ningún lado público, pues a la vista está que los negocios están regalados pues son boleta fácil frente a asaltantes a quienes la entrada no les ofrece ninguna resistencia. 

Esta situación se da a todo nivel, barrio y clase social, siendo una realidad sociológica que nos ha cambiado y sólo con el tiempo los profesionales podrán determinar el alcance que esta transformación de hábitos y costumbres tendrán en la rutina diaria y personalidad de los uruguayos.
Ante estos duros embates, quedarnos en la queja es inconducente, lo que es inteligente es tomar consciencia que debemos cuidarnos al máximo por los medios que sean posibles, protegiendo nuestras vidas y las de la familia ante toda situación de riesgo, ya que no alcanza con confiar en una acción policial que no está logrando efectividad a pesar de estar más equipada, capacitada y numerosa, pero no está pudiendo proteger adecuadamente a la comunidad.  

El gran riesgo de todo esto es que vernos indefensos ante la delincuencia nos provoca sentimientos de injusticia y enojo, pudiendo caer en la trampa de perder el control tomando justicia por nuestras propias manos, lo cual jamás debemos permitir aunque sea una reacción entendible, pues puede comprometer los derechos humanos más sagrados y valiosos que tenemos los ciudadanos, que son la vida y la libertad.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad