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Comunismo y anarquía

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@|Se inició octubre con el congreso anual del FA, donde dieron por cerrado el capítulo de autocrítica, diciendo reconocer motivos que posibilitaron el advenimiento de un nuevo gobierno de coalición.

Se escucharon voces enardecidas justificando con evasivas oratorias, verdades incuestionables.

Dijo en su discurso sobre el actual gobierno Ivonne Passada: “neoliberal y neoconservador”… Olvidó pensar que sus 15 años del FA fueron “populistas y despilfarradores”. Se cuestionó “una embestida contra el Estado para llevarlo a su mínima expresión”… Se olvidó pensar que el país pedía un cambio luego de 15 años “de haber llevado al Estado a su máxima expresión”, cargando sobre los hombros del aparato estatal 60 mil amigos en empleos públicos, en pago de favores y votos recibidos.

Y Civila expresó: “a futuro incrementar el diálogo, intercambiando con otros actores sociales y analizar e interpretar la sociedad uruguaya actual”. Palabras vanas, dichas para contentar a la tribuna, cuando siendo gobierno actuaron con absoluto desprecio hacia quienes piensan distinto menospreciando el diálogo (que hoy invocan), con soberbia y altanería moral, sin importarles un comino lo que piensa la sociedad uruguaya actual, creyéndose (como siempre) los indiscutibles dueños de la verdad absoluta…

Y como corolario de tan trascendente acto, dedicarán como siguiente paso el máximo esfuerzo a seguir destruyendo, ahora la LUC. El freno democrático que le quita el sueño al PIT, a Pereira; desbocado al punto de querer ser gobierno y no lo deja pensar con lucidez, enfrentando a la ciudadanía, en caprichoso “referéndum”.

Una ley que los mueve de sus cómodos sitiales, al pretender organizar un país recibido en calamitoso estado. Con empresas estatales en ineficiente obesidad; con una deuda fiscal graciosamente mórbida; la seguridad en lamentables condiciones favoreciendo el crecimiento de la delincuencia con una policía maniatada y desmotivada, impedida de cumplir su explícita función; con un sindicalismo crecido por prebendas y beneficios a cambio de votos; una justicia ideológicamente sesgada y una educación cayendo a los más bajos niveles de un Uruguay que supo ser reconocido como “La Suiza de América”.

Al día siguiente, Alfredo García, director del semanario “Todas las voces”, dice con total honestidad política, siendo simpatizante de la fuerza opositora: “Si esto es autocrítica, no entendieron nada”. Y yo agrego: no les interesa entenderlo, mintiendo, cegados por su soberbia, olvidando Pluna, la regacificadora, Ancap, Aratirí, puerto fallido, Antel Arena. Y muchos actos de ineptitud innegable, al punto tal de tener la presencia en primeras filas en el congreso de Mujica, el peor presidente de los últimos años; a Carolina Cosse, censurada por la JUTEP por su escandaloso despilfarro con el Antel Arena y al inefable Sendic, a la espera de regresar al ruedo político para volver a tener su tarjeta corporativa, que mucho extraña.

Sus principios son comunismo; sus acciones son anarquía. Siempre atacando, sin aportar una sola idea constructiva; en posición de total negatividad, diciendo No porque sí, sólo por destruir, en claro acto de defensa a ultranza de prebendas, beneficios y un Estado proteccionista de los espacios de decisión, destruyendo ideas, sin proponer. Mientras, la ciudadanía observa asombrada, pero atenta, tomando nota para cuando sea el momento de poder expresarse contra la saturación de la mentira y la clara transparencia de la verdad.

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