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Colonos y marginados

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@|Al igual que la Previsión Social el Instituto Nacional de Colonización ha sido un Seguro fallido para el usuario; ya que la adjudicación de parcelas ha representado, promedialmente, el fracaso de su uso como medio de subsistencia decoroso, que permita mandar los hijos a estudiar, no matándose el colono trabajando con sacrificio desmedido sin otro aliciente que el de sobrevivir. Y hablamos de promedio porque…

¡Por supuesto!, existen frenteamplistas que trabajan sus fracciones en condiciones más ventajosas, aunque no exentos de desencuentros y rencillas.

La colonización total del país es una utopía comunista enfermiza. Puede haber una actividad agropecuaria de capital importante que coexista con una parte de razonable y justo contexto rural de contenido social. Pero para lograrlo, es necesario que quienes pueden arreglar al campo quieran hacerlo. La producción rural padece una dicotomía internacional.
Una rama son los productores del Primer Mundo, y la otra rama son los productores del Mundo Subdesarrollado.

Por ejemplo: ¿por qué en Europa se puede desarrollar una exitosa empresa en una superficie de 20 Hás (allí 100 Hás. son un latifundio) y en Uruguay cualquiera de ambas superficies es un minifundio impracticable donde apenas se sobrevive? Si hacemos lo mismo que “ellos” y arreglamos el campo, todo el mundo querrá regresar o ir a vivir al campo y se podrán hacer las colonizaciones y reformas deseadas, incluso se reducirán los “cantegriles”. Si mantenemos el statu quo agropecuario actual, existirán los baldones sociales y no seremos nunca un país realmente rico.

Por otra parte, existe la aparente disyuntiva de perjuicio - beneficio con respecto a Colonos y Habitantes Urbanos Marginados. Hay que decir que los Colonos más humildes son socialmente similares a los Marginados Urbanos, pero estos superan ampliamente en número a aquellos, lo que supone un problema social infinitamente más grande y de una connotación mucho más importante referida a otros sectores.

No caben dudas, entonces, sobre la pertinencia y lo atinado de la decisión del gobierno de dar preferencia económica a los asentamientos recortando la asignación de fondos al INC.

La disyuntiva no es tal. El verdadero dilema es decidir qué clase de país queremos tener y saber usar las posibilidades de poseer una efectiva y real soberanía, aunque tengamos que asociarnos con no muy deseados terceros en lugar de vegetar en un Mercosur que nunca existió.

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